viernes, 31 de agosto de 2018

“NO RECONOCEMOS EL VALLE DE LOS CAÍDOS COMO UN CEMENTERIO”, DICEN FAMILIARES AFECTADOS.

“Sería muy triste que quisieran sacar a Franco, hacerse la foto y dejar el resto como está”
“Sería muy triste que quisieran sacar a Franco, hacerse la foto y dejar el resto como está”

“NO RECONOCEMOS EL VALLE DE LOS CAÍDOS COMO UN CEMENTERIO”, DICEN FAMILIARES AFECTADOS.

“COMO MÍNIMO HABRÍA QUE DESACRALIZARLO, QUE PASE A SER UN EDIFICIO CIVIL, NO RELIGIOSO. TAMBIÉN QUITAR ESA CRUZ QUE HACE DAÑO A LA VISTA"...

La propuesta de Pedro Sánchez de convertir el Valle de los Caídos en “un cementerio civil”, una vez sean expulsados los restos de Francisco Franco, ha supuesto una sorpresa desagradable para los familiares de las víctimas del franquismo cuyos restos se hallan en este lugar sin su consentimiento. “Nosotros no reconocemos el Valle como un cementerio porque es un centro fascista, siempre lo será, aunque lo resignifiquen y le den otro tratamiento”, ha explicado (...) Miguel Ángel Capapé, marido de Purificación Lapeña. Ella espera recuperar pronto los restos de su abuelo y de su tío abuelo, quienes son los primeros "republicanos"[1] que saldrán de Cuelgamuros gracias a una sentencia judicial. 

Capapé, quien también es vicepresidente de la Asociación de Familiares Pro Exhumación de los Republicanos del Valle de los Caídos (AFPERV), muestra su decepción con la nueva postura del Gobierno socialista respecto al Valle de los Caídos. Su mujer pronto recibirá los restos de Manuel y Antonio Ramiro Lapeña Altabás, militantes de la CNT fusilados en Calatayud en 1936, gracias a una sentencia en firme y el visto bueno de Patrimonio Nacional. Sin embargo, manifiesta que tanto él como los otros afectados con familiares enterrados en Cuelgamuros lo que quieren es recuperar los restos.

Cuelgamuros es la mayor fosa común de España. Actualmente están enterrados en la basílica del Valle de los Caídos 33.833 cadáveres, de los cuales 12.410 son de personas desconocidas. Fueron llevados hasta allí desde fosas comunes y cementerios de varias partes de España, sin el consentimiento de los familiares. “Primero los asesinan, después los hacen desaparecer en cunetas, campos y rincones de cementerios sin identificar. Luego los roban para trasladarlos al Valle. Nosotros hemos pedido que como mínimo estas personas sean devueltas a sus lugares de origen y que las familias o los municipios puedan identificarlos si así lo quieren”, añade Capapé.

El representante de la AFPERV añade que el Gobierno de Pedro Sánchez en ningún momento se ha interesado por la opinión de las familias afectadas sobre el futuro del Valle de los Caídos. “Agradeceríamos que al menos nos preguntaran o que se reunieran con asociaciones de víctimas para que pudiésemos dar nuestro punto de vista, aunque luego tomaran la decisión competente”, indica. “Sería muy triste que quisieran sacar a Franco, hacerse la foto y dejar el resto como está”, añade.

Sánchez ha dado un giro en su idea sobre el futuro del Valle de los Caídos. El presidente quiere ahora que se convierta en un cementerio civil y renuncia a hacer un museo de la Memoria en el lugar. El PSOE había registrado una proposición a finales de 2017 con el objetivo de convertir Cuelgamuros en “un centro nacional de Memoria”, desde donde se impulsara la reconciliación y el reconocimiento a las víctimas.

Sánchez aboga ahora por mantener la basílica que custodian un par de monjes benedictinos. “Como mínimo habría que desacralizarlo, que pase a ser un edificio civil, no religioso. También quitar esa cruz que hace daño a la vista”, responde Capapé. “El cuerpo te pide que se caiga”, manifiesta el marido de Lapeña, pero seguidamente apunta que abogaría por reconvertirlo en un centro de interpretación o museo donde se explique lo que pasó en la guerra y en la posguerra, “con rigor” y “sin bandos”. Al menos esa seria una manera de honrar a “los más de 20.000 republicanos que construyeron Cuelgamuros”, considera. Muchos de ellos murieron por los trabajos forzados y otros fallecieron años después por la silicosis que contrajeron, considera.

La opinión de Capapé coincide en parte con la de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. Su presidente, Emilio Silva, ha indicado este miércoles en La Ser que si el Gobierno quiere convertir el Valle de los Caídos en un cementerio civil habría que “desacralizar la basílica”. “Más allá de que no va a ser un centro para la memoria, sí es una oportunidad para que sea un lugar que cuente su propia historia y que sea una unidad didáctica”, ha indicado. Su idea es también que el relato incluya a los presos que participaron en la construcción del monumento.


EXHUMAR A FRANCO, DEMOLER EL VALLE DE LOS CAÍDOS Y SACAR A LOS FRANQUISTAS DE LAS INSTITUCIONES

Entre las opiniones y propuestas políticas más contundentes sobre este asunto, llama la atención las de Arnaldo Otegi, coordinador general de EH Bildu, quien recientemente concedió una entrevista a Radio Euskadi en la que, entre otras cosas, ha afirmado que se debe exhumar los restos del sangriento genocida Francisco Franco, demoler el Valle los Caídos y, además, “sacar a los franquistas de las instituciones, de la Judicatura, del Ejército y de la vida política del país”.

Otegi ha recordado que “éste es un país en el que centenares de oficiales de la reserva del Ejército español han suscrito un manifiesto en defensa de Francisco Franco”, para hacer esta denuncia: “Y estos señores que ahora están en la reserva, antes estaban en activo. Por lo tanto, cuando se dice que el Ejército español se democratizó, es mentira, siguen siendo franquistas en una gran mayoría.

Tras subrayar que al PP y a Ciudadanos no les hace ninguna ilusión que al dictador se le saque del mausoleo, el líder de EH Bildu ha recurrido a la comparativa para desenmascarar la grave situación que se vive en el Estado español en relación a este asunto. Otegi ha preguntado: ¿Alguien me quiere explicar dónde está el mausoleo de Hitler o de Mussolini?" Y ha añadido: “No existen, es que es un delito hacer apología de Hitler o de Mussolini, aquí no. Y esto es el resumen de la transición, esto es lo que fue la transición, es decir, un pacto que hizo inmunes a los que habían sostenido una dictadura durante 40 años”

Antes de pasar en la entrevista a otros asuntos, Arnaldo Otegi ha concluido con este tema diciendo: estamos convencidos de que el primer paso debería ser la exhumación y el segundo sacar a los franquistas de las instituciones, de la Judicatura, del Ejército y de la vida política del país. Éste es el gran reto, el reto que no ha sido capaz de superar la transición porque se hizo a modo y manera de que permitiera la máxima impunidad a quienes hicieron una guerra, un golpe de estado, provocaron millones de muertos y una represión encarnizada contra la oposición. Por eso, entre otras cosas, nosotros nos queremos ir de ese Estado”.

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[1] Entrecomillamos la palabra porque hemos considerado que es un error el calificar a los militantes de referencia como "republicanos" sin tener en cuenta su militancia anarcosindicalista. Creemos que la seriedad de un artículo se debe de basar en la ausencia de contradicciones tan simples como la mencionada. 

[Nota de la Asociación para la Recuperación de la Justicia y la Memoria Histórica "Jerez Recuerda"]


Fuentes:

miércoles, 29 de agosto de 2018

EL CÓMPLICE SILENCIO DE FELIPE VI CON EL FRANQUISMO.

El silencio del jefe de las Fuerzas Armadas ante tan grave asunto, la rebelión pública de más de medio millar de altos mandos militares de gran relevancia durante los últimos quince años, y la ausencia de una condena enérgica al franquismo, al manifiesto franquista, a los franquistas y a todo lo que tenga que ver con tan infame materia emplaza a Felipe VI en la complicidad.
El silencio del jefe de las Fuerzas Armadas ante tan grave asunto, la rebelión pública de más de medio millar de altos mandos militares de gran relevancia durante los últimos quince años, y la ausencia de una condena enérgica al franquismo, al manifiesto franquista, a los franquistas y a todo lo que tenga que ver con tan infame materia emplaza a Felipe VI en la complicidad...

EL CÓMPLICE SILENCIO DE FELIPE VI CON EL FRANQUISMO.

EN TODO ESTE TIEMPO HA HABIDO OCASIONES MÁS QUE SUFICIENTES COMO PARA QUE FELIPE VI HUBIERA DECLARADO PÚBLICAMENTE QUE CONDENA EL FRANQUISMO Y A LOS FRANQUISTAS.


(Por Luis Gonzalo Segura)[1]

Desconozco, al menos con la certeza que otorga una resolución judicial o médica, si nuestro amado Felipe, rey de España por la gracia del genocidio, repudia la variante fascista de la Península Ibérica, también conocida como franquismo. Lo ignoro porque muy probablemente soy un zote, no lo niego, pero también pudiera ser que algo haya contribuido el hecho de no haber pronunciado Su Santidad, el rey de la Victoriosa España, ni una sola palabra de repulsa contra ese fascismo de estilo cochambre que nos ha convertido en el segundo país con más desaparecidos tras Camboya.

Es cierto, y ello debemos admirarlo, que en una ocasión, casi quedo mudo ante tanta generosidad, llegó a situarse Su Majestad exactamente a la misma distancia de genocidas y asesinados, verdugos y víctimas, violadores y violadas, lo que habla mucho y bien de su enorme humanidad para con los criminales. Cualidad históricamente admirable en un rey, sobre todo si se aspira a perpetuarse.

En otras ocasiones, no ha sido complejo encontrarle secundando a los que apalearon a los catalanes con motivo tan contrario a las esencias de la democracia como es un referéndum. A los mamporros caídos sobre mujeres y hombres, ancianos y ancianas, niños y niños, respondió con un discurso público que solo la historia sabrá juzgar en su justa medida, pero que desde la insignificancia de la ciudadanía pareciera como si le desagradara haber tenido que explicar lo que todos deberían dar por hecho a estas alturas: al que pretende trocear su herencia, estacazo en la cabeza. Como Dios manda y como Franco enseñó.

Sin embargo, en todo este tiempo ha habido ocasiones más que suficientes como para que Felipe VI hubiera declarado públicamente que condena el franquismo y a los franquistas, que los repudia desde lo más profundo de su ser y que la democracia es absolutamente incompatible con su existencia. Y, por consiguiente, que los demócratas estarían obligados moralmente a combatirlos con vigor, tenacidad y constancia.

Por si el silencio se hubiera debido a la timidez, la prudencia o, quizás, a un problema psicológico, realmente infrecuente, que convierta al rey en tartamudo en lo relativo a las palabras relacionadas con el franquismo, por aquello de sentirse culpable de ser el heredero de un estirpe restaurada por un salvaje genocida, ahora se le presenta ocasión excelente donde las hubiera para sacarnos a unos cuantos villanos de la duda que nos encapota. Bastaría con un discurso inapelable e inequívoco contra el franquismo o, en su defecto, un parte médico aclaratorio de la referida dolencia: franquista hasta la médula disfrazado de demócrata.

Porque, a todo esto, en mitad del recreo veraniego, nada más y nada menos que 600 altos mandos militares franquistas, leales servidores todos ellos del rey, que también es jefe de las Fuerzas Armadas, han firmado un manifiesto que amenaza la decisión de un gobierno elegido por votación libre (tal vez algo teledirigida) sobre la idea de despachar los restos del fiambre gracias al cual hoy reina nuestro agradecido monarca.

Se trata, ningún cuerdo lo duda, de un episodio muy grave que recibiría respuesta firme hasta en las democracias de más baja calidad como la nuestra. Por si ello fuera poco, no es esta la primera ocasión en la que tal advertencia sobresalta a la ciudadanía, la cual no deja de vivir aterrada pensando lo que pueda o no estar negociándose en los cuarteles, sino que reiteradamente los fusiles son acompañados con las bayonetas y los cañones municionados en dirección a las ciudades. Bien saben en Catalunya de lo que aquí se relata.

Ante este nuevo envite, ante esta nueva agresión a la voluntad popular, ante este nuevo conato de extorsión y sometimiento del Gobierno a manos de la milicia, algunos, lacayos todos y pardillos muchos, hemos concluido que no estaría de más despejar las dudas que se ciernen sobre la persona de Felipe VI con unas palabras. Preferiblemente de las que entendemos todo el populacho, no de esas que requieren de la interpretación cuasidivina de determinados escribas de la corte. Este mensaje se vuelve enormemente importante al encontrarse la ignorancia en la que muchos vivimos, relatada inicialmente, acompañada de circunstancias que generan cuantiosas vacilaciones.

Por ejemplo, si uno repara que el actual ‘comandante’ de la Fundación Nacional Francisco Franco, un tal Juan Chicharro, y también firmante del manifiesto franquista, fue ayudante de campo del rey y jefe de la Guardia Real,  el asunto se torna un tanto espinoso. Y si se descubre que otro de los firmantes, Antonio González-Aller, fue jefe del Cuarto Militar del Rey, la trama se enmaraña por completo.

Uno intuye que a esos puestos llega gente de confianza máxima, por lo que situarlos ahora rubricando un manifiesto a favor de la figura de Francisco Franco ubica a la monarquía demasiado cerca de los franquistas y los golpistas. Localización, por otra parte, muy del gusto de los Borbones, pues ahí están los Primo de Rivera (no confundir con Albert, un mozo muy aseado y curioso), Armada, Milans del Bosch o Franco.

En mitad de este embrollo, más de un desorientado podría llegar a pensar que el rey de nuestra Gloriosa España, unida a palos por amor a la democracia, se encuentra detrás del manifiesto, como sus antecesores lo estuvieron tras cortinas más andrajosas. O al menos, cerca del mismo. Sobre todo, si se sabe que es más conservador que su progenitor.

En definitiva, el silencio del jefe de las Fuerzas Armadas ante tan grave asunto, la rebelión pública de más de medio millar de altos mandos militares de gran relevancia durante los últimos quince años, y la ausencia de una condena enérgica al franquismo, al manifiesto franquista, a los franquistas y a todo lo que tenga que ver con tan infame materia emplaza a Felipe VI en la complicidad.

Ello supone una conducta inaceptable para un jefe de Estado y Fuerzas Armadas de un país europeo, un pésimo ejemplo a la ciudadanía y una invitación a los franquistas a aficionarse a las peripecias. Pero ¿quién puede asegurar que alguien que jamás ha condenado el franquismo, reina gracias al franquismo y ha estado y está acompañado de franquistas no goza también de la misma condición?

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[1] Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra y autor de ‘El libro negro del Ejército español’.

"El libro negro del Ejército español" es el alegato público de un exteniente del Ejército de Tierra para demostrar todo aquello que lleva años denunciando y que la mayoría de la sociedad ha decidido ignorar: nuestras fuerzas armadas siguen siendo las de Franco, pero estandarizadas a niveles OTAN. Referencia tras referencia se podrá comprobar que existen patrones que demuestran de forma inequívoca la existencia de corrupción sistémica, abusos y acosos, privilegios anacrónicos, órganos de control cómplices y una cúpula militar negligente. Igualmente, quedará al descubierto la inoperante clase política, los medios de comunicación y periodistas censurados, y el lucro de las empresas y las entidades bancarias. La existencia hoy de estas fuerzas armadas demuestra inequívocamente que el relato de los últimos cuarenta años no es ni ha podido ser el que se sostiene oficialmente.

Pero "El libro negro del Ejército español" es mucho más que eso. Es el grito desesperado de miles de militares maltratados y expulsados, condenados a morir o resultar heridos por negligencias, obligados a sostener el edificio de corruptelas, abusos, acosos y privilegios y, finalmente, sometidos a una precariedad laboral, a una total ausencia de libertades y derechos y a una absoluta alienación más propia de una secta o una mafia que de una institución moderna. Además, es la denuncia clara y sin matices de los últimos veinte años, de las guerras neocoloniales de Irak y Afganistán, de los disparates armamentísticos, de las puertas giratorias, del submarino que no flota y los carros de combate almacenados y despiezados por falta de combustible, del delirio más absoluto que la mayoría de los civiles pudiera imaginar...



Fuentes: 




sábado, 18 de agosto de 2018

LA VIDA SECRETA DE LOS CHACALES

Aunque el gobierno de Pedro Sánchez afirma que no existe ningún informe  sobre las condecoraciones otorgadas a los antiguos funcionarios de la Brigada Político Social, esta información está consignada en los expedientes personales de los funcionarios como 'Billy el Niño', Eduardo Quintela Bóveda o Pedro Polo Borreguero.
Aunque el gobierno de Pedro Sánchez afirma que no existe ningún informe  sobre las condecoraciones otorgadas a los antiguos funcionarios de la Brigada Político Social, esta información está consignada en los expedientes personales de los funcionarios como 'Billy el Niño', Eduardo Quintela Bóveda o Pedro Polo Borreguero... 

LA VIDA SECRETA DE LOS CHACALES. 

FARSA Y OCULTACIÓN DE LAS BIOGRAFÍAS DE TORTURADORES. 

(Por  Fernando Hernández Sánchez)


Junto a los servicios de inteligencia militar, la policía fue una herramienta calibrada por la dictadura franquista para combatir la subversión. La unidad especializada en esta tarea ostentó un nombre que adquiriría resonancias siniestras entre la oposición de cualquier tendencia ideológica: la Brigada Político Social (BPS).

Sus orígenes se remontaban a la División de Investigación Social creada en 1926, bajo la dictadura de Primo de Rivera, por iniciativa del Director General de Seguridad, Severiano Martínez Anido. Dedicada a perseguir los denominados “delitos sociales” —huelgas, alteraciones de orden público—, la 'Social' se nutrió durante ese periodo inicial de agentes que obtuvieron plaza por oposición y de curtidos policías formados en la ley de las calles, especialmente la promoción de 1921, conocidos como 'los Pichis'. Tanto unos como otros, 'pichis' y funcionarios, quedaron incrustados en el aparato policial que heredó la República.

Sabuesos de la monarquía habían sido Eduardo Quintela Bóveda, de la promoción de 1917, y Pedro Polo Borreguero, de la de 1921. La pareja Quintela y Polo tuvo un recorrido vital y profesional casi plutarquiano. Ambos ingresaron por oposición en el Cuerpo de Investigación y Vigilancia en los últimos compases de la Restauración y el destino les unió en la convulsa Barcelona del pistolerismo, el sindicalismo amarillo y la “ley de fugas”, donde acrisolaron su carácter.

Polo fue el primero en ser adscrito a la División de Investigación Social, en septiembre de 1927. Quintela le siguió en enero de 1931. A pesar de sus servicios a la dictadura, la llegada de la República no les inquietó profesionalmente en lo más mínimo. Al contrario, en sus expedientes constan varias felicitaciones y recompensas recibidas por los servicios prestados, en el caso de Polo en enero de 1932 y febrero y octubre de 1933; y en el de Quintela, con el añadido del reconocimiento por padecimiento de lesiones en acto de servicio, en agosto y noviembre de 1933.

Ya por entonces quedó constancia de las correrías de Polo en tierras francesas en comisión de servicio. A finales de 1934, la Direction Générale de la Sûreté Nationale, en nombre del ministro del Interior, transmitió al Prefecto de Altos Pirineos una solicitud de la Embajada de España al Quai d´Orsay para que facilitase la labor del “señor Pedro Polo, funcionario de la Seguridad Nacional de Madrid que, encargado de la vigilancia de ciertos extremistas españoles residentes cerca de la frontera, debe desplazarse frecuentemente por varios de nuestros departamentos de la zona fronteriza”. Su misión consistió en “vigilar [a raíz de la sublevación del 6 de octubre de 1934] las actividades de los elementos antiespañoles refugiados en distintas poblaciones francesas, servicio que prestó por espacio de siete meses”. Por ello, fue recompensado con la Cruz de Primera Clase de la Orden del Mérito Militar con distintivo blanco, no pensionada, “en premio a la abnegación y patriotismo con que [cooperó] a la acción del Gobierno y del Ejército” el 16 de noviembre de 1935.

Quintela fue destinado en marzo de 1934 a la Delegación del Gobierno en Barcelona a petición propia. Estaba especializado en la persecución de los anarquistas y de las bandas de “expropiadores de bancos”. A lo largo de 1935, participó en el descubrimiento de depósitos de armas y explosivos y en la detención de militantes de la FAI acusados de su tenencia. Quintela fue mencionado en el Boletín Oficial de la DGS y obtuvo una recompensa de 250 pesetas. El 27 de mayo de 1935 fue requerido por el presidente del Tribunal de Garantías Constitucionales para que compareciera como testigo en el juicio oral contra Lluís Companys en la sede del Tribunal Supremo.

Estuvo a punto de ser designado comisario general bajo la intervención de la autonomía catalana, pero dimitió de su puesto cuando tomó posesión el gobierno encabezado por el centrista Portela Valladares, con quien no mantenía buenas relaciones. Fue destinado, forzoso, a Segovia y eso quizás le salvó la vida, pues de haber permanecido en Barcelona probablemente lo habría pasado muy mal tras el aplastamiento de la sublevación encabezada en aquella plaza por el general Goded. En la ciudad castellana, el golpe se impuso de inmediato y sin resistencia, y Quintela pasó a prestar servicio a las nuevas autoridades al mismo tiempo que en Barcelona se le cesaba por desafección.

El 20 de octubre fue reclamado por la Jefatura Superior de Policía de Valladolid para incorporarse en aquella ciudad a la “Sección de Servicios Especiales”, una unidad flotante que acudiría a prestar “la debida atención y desenvolvimiento a los numerosos servicios que de índole especial surgen de una manera continua en todas las capitales del Estado”. En noviembre efectuó una estancia “con personal de su grupo” en Salamanca. En febrero de 1937 fue felicitado “por la práctica de un importante servicio llevado a cabo en Valladolid […] que dio por resultado consolidar en grado importante la paz pública”.

Gracias a los estudios sobre la represión en la retaguardia, podemos imaginar qué siniestras realidades se encontraban tras estas expresiones eufemísticas. El 11 de abril estuvo durante cuatro días en Irún, en cuya Jefatura de Frontera campaba el conocido comandante Julián Troncoso, urdidor de operaciones terroristas en comandita con elementos de la extrema derecha francesa al otro lado del Bidasoa. El 15 de diciembre de 1938 fue felicitado por la recuperación de 5.417 monedas de oro por valor de más de medio millón de pesetas. El 16 de marzo de 1939, Quintela recibió, por fin, la comunicación de su traslado a la Barcelona “liberada”. Desde su deserción a la zona sublevada, su carrera iba como un cohete. Llegó a Segovia como agente de 1ª, ascendió a Inspector de 2ª el 14 de mayo de 1937 y fue designado Jefe de la BPS el 7 de septiembre de 1938.

La trayectoria de Polo Borreguero, una vez iniciada la guerra, fue más sinuosa y, en ocasiones, incierta. Desde el 2 de marzo de 1936 se encontraba destinado en la Delegación General de Orden Público en Cataluña. La primera noticia que se tuvo sobre él después del 19 de julio fue la de su traslado el 30 de septiembre al puesto fronterizo de La Junquera. No había que ser muy avispado para deducir que el salto al otro lado de la raya era cuestión de tiempo. El 12 de mayo de 1937, la Delegación del Gobierno de la República en Cataluña notificó la baja de Polo en el Cuerpo de Investigación y Vigilancia por "haber dejado de percibir sus haberes durante más de tres meses consecutivos”. En Perpignan se puso al servicio del Servicio de Información de Fronteras del Nordeste de España (SIFNE), el espionaje franquista, cuyos responsables informaron que el agente Polo Borreguero “viene prestando a esta organización muy valiosos servicios” siendo “uno de los mejores colaboradores que tiene”.

Sin embargo, no era oro todo lo que relucía y algunas denuncias le comprometían en asuntos muy turbios. En febrero de 1937 llegaron a poder de la Jefatura Superior de Policía de Valladolid varias notas en las que funcionarios huidos de la zona republicana acusaban al agente de 1ª clase Pedro Polo Borreguero y a otro agente de 2ª clase de haber prestado “servicio a las órdenes de los rojos en Barcelona en la Expedición de pasaportes, los que no facilitaban si no se efectuaba antes la entrega de una fuerte cantidad como precio del mismo. Una vez recibida la cantidad denunciaban al titular del pasaporte a los elementos de la FAI y estos al parecer los asesinaban”.



Antonio González Pacheco, 'Billy El Niño'.
No habría pasado a Francia con las manos vacías. Según los denunciantes, todos los funcionarios de la oficina de pasaportes huyeron “llevándose según rumor público varios millones de pesetas que habían ido expoliando […] Hay la sospecha de que Polo participó en el reparto”. El SIFNE corrió en auxilio de su hombre. Un informe remitido a Salamanca le avaló incondicionalmente: “Todos los informes recogidos sobre [Polo] coinciden en que se trata de una buena persona, seria, que cumple fielmente y con gran discreción su cometido”.

No obstante, la Jefatura Superior de Policía le abrió un expediente de depuración con fecha 5 de abril de 1937. Cuando Polo decidió poner fin a su estancia en Francia, entregándose en Irún el 4 de febrero de 1938, fue ingresado en el Depósito Municipal y puesto a disposición del Comisario General de Seguridad Interior. Trasladado a Valladolid en calidad de detenido, sus contactos se movieron para conseguir su exoneración. El 3 de septiembre, en virtud de un dictamen emitido por el abogado del Estado asesor jurídico del Ministerio de Orden Público, se acordara “el reingreso con carácter provisional […] en el Cuerpo al que pertenece, hasta tanto que sea liberada Barcelona y puedan aportarse pruebas definitivas sobre la actuación del interesado”. El 10 de febrero de 1940, el Director General de Seguridad, a propuesta del ministro de la Gobernación, dio por cerrado el expediente con pronunciamiento favorable. El 3 de mayo, Polo llegó a Barcelona como agente de la policía política. Se lanzó a una febril actividad que le aparejó distintas menciones y recompensas. Durante el siguiente lustro, ejercitó sus competencias en la represión de los medios políticos que tan bien conocía con empeño y entrega.

El 5 de julio de 1942, una nota de la sección de personal de la DGS recogía la felicitación a Polo y otro agente por “lograr descubrir y detener a varios individuos que pretendían reconstituir entidades de tipo extremista mediante aportación de fondos obtenidos con diversos subterfugios”. Las cotizaciones se recaudaban mediante la compra de unas estampitas que representaban un Cristo con el pie de texto “Sagrado Redentor Ilumínanos”, que encubría las iniciales del Socorro Rojo Internacional (SRI). El núcleo de dirección estaba integrado por Ramón Oró, Vicente Peñarroya, Luis Fernández 'Roca' y Angela Santamaria. El primero en caer fue Oró, junto a otros veinticinco militantes de Lérida y Reus. Durante el verano cayeron otros quince. En octubre, el ciclo se cerraría con la detención, a tiro limpio, de Vicente Peñarroya, en cuyo apresamiento tuvo un papel estelar Polo, que recibió un balazo en el muslo derecho.

El brillante servicio le supuso una felicitación, una recompensa de 2.000 pesetas y un intrincado duelo burocrático con la Abogacía del Estado para que se le abonasen los gastos médicos y el destrozo del traje. El expediente tuvo un desenlace dramático para dos de los detenidos: el Secretario de Organización, Luis Fernández 'Roca', atropellado por un tranvía cuando intentaba huir de los agentes de la BPS, y el Secretario General de la JSU de Cataluña, Josep Fornells, que murió tras ser torturado durante tres días en Vía Layetana.

En diciembre de 1950, la Dirección General de Seguridad felicitó públicamente a Polo por su buen hacer en Francia y le concedió un premio de 3.000 pesetas, a sumar a las 1.000 con que había sido gratificado el 2 de enero. Era la recompensa a la labor compartida con los Renseignements Généraux franceses en la desarticulación del aparato del PCE en aquel país. Un rubro más en su hoja de servicios tachonada, como la de otros funcionarios, de gratificaciones económicas que enmascaraban la garrula cicatería con que la dictadura remuneraba a sus más leales servidores.

La cortedad de los estipendios de la policía siguió siendo una constante durante años. Todavía en 1965 una nota informativa confidencial sobre el ambiente que reinaba entre la Policía Armada de Madrid expuso que la situación de práctico servicio continuo a la que estaban sometidas las dos banderas de los “grises” asignadas a toda la provincia para atender a la represión de las continuas movilizaciones estudiantiles estaba ocasionando a sus miembros “un grave trastorno de tipo económico ya que dada la modestia de los sueldos de la Policía Armada, casi todos ellos, por no decir todos, tienen un trabajo u ocupación complementaria en sus horas libres, trabajo que no pueden desarrollar mientras duran estas circunstancias y que, dado el tiempo sin poder hacerlo, los está poniendo en una situación económica muy difícil”.

El pluriempleo era una tendencia que recorría todas las escalas del Cuerpo, de abajo a arriba. Alguien tan alejado de las humanas estrecheces de un modesto agente como el inspector jefe agregado a los servicios de inteligencia Antonio López Moreno —soltero y sin cargas familiares— percibía el 42% de su nómina en gratificaciones extraordinarias y, por lo tanto, inciertas, lo que le llevó en 1960 a solicitar la compatibilidad para ocupar un empleo en la Junta de Tasas de Barcelona. Ello le supuso unos ingresos adicionales de 21.000 pesetas —la quinta parte de sus haberes anuales— por redactar los considerandos en los expedientes. Si el trabajo no era extenuante, el horario tampoco: dos horas diarias, a elegir entre las 9 y las 13h. y la posibilidad de hacerlo desde casa.

El comisario Polo, que actuaba, como los demás, espoleado por el vivificante estímulo de las recompensas, vio reconocida su contribución “al mantenimiento del orden público y paz social” con la percepción, de una tacada, de una cantidad equivalente a la cuarta parte de su sueldo anual como comisario de 3ª clase, 12.500 pesetas. Miguel Núñez, miembro del Comité Central del PSUC, tenía razón en aquel pulso dialéctico desigual que mantuvo en abril de 1958 con su torturador en Vía Layetana, 
Antonio Juan Creix: 

<<... “Y tú, ¿cuánto ganas como policía?”. Como es lógico, Creix, sorprendido e indignado, me golpeaba gritando: “¿Qué te pasa? ¿Estás loco?” Yo, aferrado a mi postura, repetía: “Pero tú, ¿cuánto ganas?” La escena se repitió varias veces, y los golpes se multiplicaban. Al fin, adoptando un aire matón, gritó: “No entiendo a dónde quieres ir a parar. Pero esto no va a continuar así, te lo aseguro”, añadiendo: “Gano 40.000 pesetas, ¿qué pasa?” Creo que mi respuesta fue mi primera victoria en Jefatura: “¿Sabes lo que ha ganado este año el Banco de Bilbao? Te pagan una miseria por lo que haces”. Ciento setenta y siete detenidos y deportados y la organización del PCE en Francia puesta fuera de combate valían, efectivamente, mucho más que eso...>> 

Posfacio: todo lo anterior viene al caso de que, según distintos medios de prensa digital, el Gobierno de Pedro Sánchez ha respondido a una petición de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), que solicitó información a través del Portal de la Transparencia de la Administración del Estado, sobre los funcionarios de la antigua Brigada Político Social condecorados pensionadamente antes del 15 de junio de 1977, diciendo que —cito de la edición de Público— “no le pueden facilitar los datos porque 'no existe' ningún informe y porque resulta muy complicado acceder a esos datos de hace décadas. Asimismo, argumenta que carece de los medios técnicos necesarios para 'extraer y extrapolar' la información y sin tener la seguridad de obtenerla finalmente debido a la antigüedad de las condecoraciones pensionadas que se solicita”. Fin de la cita. 

Quien escribe estas líneas acaba de terminar un libro para la editorial Pasado&Presente que aparecerá en octubre con el título "La frontera salvaje". Un frente sombrío del combate contra Franco, en cuya redacción hay un capítulo específico dedicado al papel de la Brigada Político Social y de algunos de sus agentes más destacados en los años 50. Toda la información sobre recompensas, gratificaciones, menciones y condecoraciones, como la expuesta en este artículo, esta consignada en los expedientes personales de los funcionarios de policía con meticulosidad, precisión y rigor. Completa, foliada y digitalizada. Busquen en el propio archivo del Ministerio del Interior y, por favor, no falten a la verdad ni nieguen la evidencia para proteger a delincuentes con placa. Sería una señal de que algo, realmente, está cambiando.


Fuente: 

domingo, 12 de agosto de 2018

LA MODÉLICA TRANSICIÓN. SANGRES DE AGOSTO 1976-1981.

El informe forense puso de manifiesto que el disparo había entrado por la garganta y había salido por la región occipital lo que evidenciaba que había sido realizado de frente, a una distancia de unos 7 metros. Quedaba desmentida así la versión oficial del “tropezón” sostenida por el Gobierno Civil de Almería...
El informe forense puso de manifiesto que el disparo había entrado por la garganta y había salido por la región occipital lo que evidenciaba que había sido realizado de frente, a una distancia de unos 7 metros. Quedaba desmentida así la versión oficial del “tropezón” sostenida por el Gobierno Civil de Almería...

LA MODÉLICA TRANSICIÓN. SANGRES DE AGOSTO 1976-1981.

"ESTA OPERACIÓN NO SE FRAGUÓ EL 20 DE NOVIEMBRE DE 1975 CON LA MUERTE DEL DICTADOR. SU ORIGEN HAY QUE REMONTARLO AL DÍA 20 DE DICIEMBRE DE 1973, FECHA QUE LUIS CARRERO BLANCO, PRESIDENTE DEL GOBIERNO DE ESPAÑA, ASCENDIÓ A LOS CIELOS DE MADRID..."

<<... Se puede afirmar que la llamada “modélica Transición española”, fue una operación de ingeniería política fraguada por el capitalismo, y más concretamente por el imperialismo estadounidense. Esta operación no se fraguó el 20 de noviembre de 1975 con la muerte del dictador. Su origen hay que remontarlo al día 20 de diciembre de 1973, fecha que Luis Carrero Blanco, Presidente del Gobierno de España, ascendió a los cielos de Madrid...>> (v. "Memoria de la Transición española. Lecturas contra el olvido").


1976 


14 DE AGOSTO. 

ALMERÍA

Francisco Javier Verdejo Lucas (19 años). Estudiante, militante de la Joven Guardia Roja. Junto a otros tres compañeros pintaba en una pared una consigna del momento: “Pan, trabajo y libertad”. Sólo pudo escribir “Pan, T”. Mientras lo hacía, una pareja de la Guardia Civil les sorprende. Tratan de huir. Un disparo de subfusil mata en el acto a Francisco Javier.

La versión oficial dice “sobre las 24 horas del día 13, cuando una pareja de la Guardia Civil de vigilancia del puesto del Zapillo estaba de servicio, sorprendió a cuatro individuos que, al observar su presencia, salieron corriendo. Ante esta actitud sospechosa, la pareja les persiguió y dio repetidas veces la voz de ‘alto a la Guardia Civil’. Durante la persecución, uno de los guardias tropezó y el arma, un Z-62, se le disparó causando la muerte de uno de los que huían que resultó ser el joven de 19 años Francisco Javier Verdejo Lucas, soltero, estudiante. Posteriormente se comprobó la existencia de unas pintadas en el punto en que se inició la huida, y en poder del fallecido spray de idénticas características de los letreros”.

Uno de los acompañantes de Javier señaló que “el alto no se dio más que una vez y no se oyó más que un disparo”. El informe forense puso de manifiesto que el disparo había entrado por la garganta y había salido por la región occipital lo que evidenciaba que había sido realizado de frente, a una distancia de unos 7 metros. Quedaba desmentida así la versión oficial del “tropezón” sostenida por el Gobierno Civil de Almería, dirigido en ese momento por Roberto García Calvo, quien posteriormente fue elegido diputado por Alianza Popular y, más adelante, nombrado nada menos que magistrado del Tribunal Constitucional, cargo que ostentó como un exponente de la corriente más conservadora de dicha institución hasta su muerte en 2008.

El padre de Francisco Javier había sido alcalde franquista de Almería y la familia no interpuso ninguna denuncia. Se abrió una investigación militar pero no compareció nadie. Del guardia civil que disparó, poco más se supo, por supuesto que no se hicieron públicas ni sus iniciales, nadie fue juzgado ni condenado por lo ocurrido.

Las autoridades estaban nerviosas ante los actos de protesta de los movimientos de izquierda y antifranquistas, y García-Calvo se encargó de contener las expresiones de rechazo a la versión oficial, incluso poniéndose en contacto con los dirigentes de la izquierda andaluza "Advirtiéndoles del riesgo que supondría acusar a un guardia civil sin pruebas".

El objetivo de García-Calvo era impedir que Javier Verdejo se convirtiera en un símbolo. Además hubo indicios de lo ocurrido esa noche que no estaban muy claros como fue la aparición de restos de sangre en el suelo, pared y techo de una caseta de baño. Se tomaron muestras de sangre y se mandaron a analizar. Sin embargo nunca se supo el resultado del análisis y las diligencias terminaron archivándose por falta de pruebas. 

Un dato a tener en cuenta, y que nos debe de hacer reflexionar sobre el engaño y timo que ha sido la mal llamada "transición democrática", es que en esos momentos, aparte de saber que el Gobernador Civil de Almería era Roberto García Calvo, el Ministro del Interior era nada más y nada menos que el ínclito Martín Villaexperto en reprimir manifestaciones obreras y estudiantiles con especial dureza e implicado -si no promotor- en casos oscuros, como el atentado contra la Scala de Barcelona -para desprestigiar e impedir el importante avance que manifestaba la CNT-, o el intento de asesinato de Antonio Cubillo, líder independentista canario. También era Ministro del Interior cuando fue asesinado Germán Rodríguez durante los sanfermines de 1978, y cuando acontecieron los Sucesos de Vitoria -donde fueron asesinados cinco obreros en marzo de 1976- había sido Ministro de Relaciones Sindicales. Después de dejar los cargos políticos ha sido premiado participando y dirigiendo múltiples empresas, entre ellas Endesa, o presidiendo Sogecable


Francisco Javier Verdejo Lucas pintaba en una pared una consigna del momento: “Pan, trabajo y libertad”. Sólo pudo escribir “Pan, T”...
Francisco Javier Verdejo Lucas pintaba en una pared una consigna del momento: “Pan, trabajo y libertad”. Sólo pudo escribir “Pan, T”... 

Inmediatamente conocida la muerte de Javier, la respuesta popular en Almería no se hizo esperar. El funeral se celebró el día 14 en la iglesia de San Pedro, y tanto el templo como los alrededores estaban abarrotados de almerienses que querían protestar por lo ocurrido y solidarizarse con Javier. Al terminar el funeral la masa de gente impidió que el féretro fuese introducido en el coche y fue llevado a hombros por las principales calles de Almería entre lágrimas de dolor, puños en alto y rabia contenida.

El entierro de Javier Verdejo fue impresionante, una demostración popular de rabia e indignación. Miles de jóvenes se concentraron en la Plaza de San Pedro exigiendo justicia por el asesinato del joven. Hubo innumerables muestras de dolor a lo largo y ancho de Andalucía, como la de Rafael Alberti, la del cantaor almeriense José Sorroche, la del grupo de sevillanas de Morón Gente del Pueblo, que le dedicarían una emocionante canción y las acuarelas de Jorge Castillo. En Granada, el poeta granadino Juan de Loxa escribió los versos:

"Pan y Trabajo,
siempre se escapa el tiro pá los de abajo,
que mala pata no les hubiese salido,
el tiro por la culata".

El día 15, en el Paseo de Almería, a las 21:00h y a pesar de no estar autorizada, se celebró una manifestación encabezada con una pancarta con los colores de la bandera andaluza, en la que más de dos mil personas gritaron consignas del tipo “Javier hermano, nosotros no olvidamos” o “el pueblo unido jamás será vencido”. La manifestación fue disuelta por la Policía que practicó diez detenciones. Así mismo el 18 de agosto se convocó una jornada de lucha consistente en paros generalizados, boicot a mercados y autobuses y concentraciones que también acabaron con varias detenciones. Los actos de protesta también se extendieron al resto de Andalucía así como a múltiples lugares del estado español. Al año siguiente se realizó en el actual Estadio de la Juventud un homenaje al que acudieron más de cuatro mil personas.

Pero aquí se acabó. Desde entonces la figura de Javier ha sufrido el más vergonzoso de los silencios y las marginaciones tanto de los movimientos sociales almerienses y organizaciones políticas como de las instituciones. Por desgracia el silencio que ha pesado sobre Javier no es privativo de este caso. Es una consigna que fue pactada entre las fuerzas franquistas y las organizaciones mayoritarias de la entonces llamada “oposición democrática”. Por ello, decenas de asesinados y asesinadas durante esos años 70 y 80 por parte de las fuerzas de orden público y por las bandas fascistas, han permanecido y permanecen en el silencio y el olvido interesado.

Y en Almería no fue solo Javier el único caído. No podemos dejar de olvidar a Juan Mañas, Luis Montero y Luis Cobo, salvajemente asesinados y torturados en el llamado Caso Almería. O a María Asensio Morales, muerta en Huércal Overa (Almería -1981) cuando participaba en una manifestación pidiendo agua.


1979


02 DE AGOSTO

BIARRIZ (FRANCIA)

Jon Lopategi Carrasco (36 años). El 20 de enero de 1972 fue detenido por organizar una huelga en la empresa donde trabajaba, Tarabusi, y fue despedido de ella. Posteriormente se vio forzado a exiliarse en Iparralde. En enero de 1979 es confinado en Valensole por el gobierno francés y se le prohíbe permanecer en los departamentos fronterizos. Jon rompe esa prohibición. El 2 de agosto se dirigía en coche a la playa junto a dos compañeros. Observaron que estaban siendo seguidos por otro coche. No pudieron despistarlo y fueron ametrallados. Jon Lopategi murió en el acto por un disparo en la cabeza y resulta gravemente herido Ángel Iturbe Abasolo. Reivindica el atentado el Batallón Vasco Español.

El atentado tuvo lugar cuando los refugiados Juan José Lopetegui, Ángel Iturbe Abasolo y Arantxa Asiain se encontraban en un parking cercano a la playa dispuestos a bañarse. En ese momento, desde un automóvil en marcha, tres individuos realizaron varios disparos contra ellos, dándose después a la fuga.

Sin embargo, versiones de otras fuentes señalaron que los tres refugiados huían de quienes intentaban atentar contra ellos, y se refugiaron en el parking al observar que en él había policías franceses. Juan José Lopetegui fue herido mortalmente en la cabeza cuando intentaba abandonar el coche, mientras Ángel Iturbe fue herido en una pierna y consiguió huir en el mismo automóvil. Arantxa Asiain se quedó con el herido más grave, que fue trasladado en un helicóptero de la gendarmería al hospital de Bayona, donde fue ingresado en estado de coma, y fallecerá posteriormente al no poder superar la gravedad de las heridas.

Los dos heridos tenían prohibida la residencia en Francia, por su presunta vinculación a ETA. Ambos habían sido confinados en Valensole durante las elecciones legislativas y municipales españolas. Un hermano de Iturbe Abasolo, Domingo Iturbe, Txomin, había sido objeto en mayo de ese mismo año -1979- de otro atentado, en el que resultó ligeramente herido. Txomin estaba considerado como dirigente de ETA. También María Asiaín había sido objeto de un intento de secuestro el mismo mes de mayo, que esquivó refugiándose en una comisaría.


13 DE AGOSTO

MONFORTE DE LEMOS (LUGO) 

Emilio Fernández Castro (36 años). Durante las fiestas patronales de Monforte se producen unos incidentes entre unas docenas de jóvenes y miembros de la Policía Nacional. Según algunos testigos, Emilio fue apaleado por varios policías, pese a ser ajeno a los enfrentamientos, y falleció posteriormente en Hospital General de Galicia, en Santiago, a causa de sus heridas. Según la madre del fallecido, su cuerpo presentaba fuertes hematomas en espalda, brazos y cabeza. La versión oficial, sostenida por el alcalde de UCD, al que se hacía responsable de los incidentes, fue que la causa de la muerte fue la rotura de una válvula artificial que Emilio Fernández tenía implantada en su corazón. 




14 DE AGOSTO

EL ESCORIAL (MADRID)

Pedro Tabanera Pérez (20 años). Militante del PCE(r). La Policía Nacional le tiende una emboscada en la estación de El Escorial. No se sabe con exactitud qué ocurrió allí, pero se produjo un tiroteo en el que Pedro Tabanera resultó muerto. Presentaba herida con orificio en el omoplato derecho y orificio en el pectoral del mismo lado. En el hospital de La Alcaldesa, de San Lorenzo del Escorial, donde fue ingresado, manifestaron que “no podían facilitar el parte facultativo” que aclarase cuál de los dos orificios era el de entrada, es decir, si le habían disparado de frente o por la espalda.


25 DE AGOSTO

GASTEIZ (ÁLAVA)

Justo López Zubirian (43 años) y Félix Minguela Sanz. El policía nacional Antonio Macías Benítez, de paisano y borracho, provoca una riña en el restaurante Las Vegas, situado en el barrio industrial de Zaramaga. El encargado del local, Justo López, echa del establecimiento al grupo de alborotadores. El policía vuelve pasados unos minutos y pide una copa de whisky. Justo se niega a servirle alcohol. Acaba sirviéndole una tónica, que Antonio Macías consume en un extremo de la barra. Le dice a un camarero: “vete de aquí porque a las ocho a ése y a ése les va a pasar algo gordo”, señalando a Justo y otro empleado del restaurante. A continuación, sale del local, toma un taxi, se dirige a recoger su pistola y vuelve a Las Vegas. Allí dispara sobre Justo López y un cliente habitual, Félix Minguela, repartidor de butano, matando a los dos.


31 DE AGOSTO

ARGANDA DEL REY (MADRID)

José Prudencio García (44 años). El día 19 de agosto se produjo un enfrentamiento entre un grupo de jóvenes que lucían símbolos fascistas y algunos chicos del pueblo. Desde ese día, el grupo fascista volvía todas las noches al pueblo en actitud provocadora: conducir coches por la avenida central a toda velocidad y amagando con atropellar a los viandantes, insultar y agredir a vecinos, romper una botella de coca-cola en la boca a un joven… El día 31, un grupo de argandeños, decididos a acabar con esas provocaciones diarias, identifica a los fascistas en el centro del pueblo y comienza a perseguirles. Uno de los perseguidos saca una pistola y dispara. Más vecinos se suman a la persecución. El de la pistola y otro que le acompaña roban un coche. Unas 30 personas les rodean y logran detener a Francisco Molina. El otro sigue disparando y huye. José Prudencio García resulta alcanzado por los disparos y muere.


1980


28 DE AGOSTO.  

IRÚN (GUIPÚZCOA)

Jesús María Etxebeste Toledo (46 años). Cuando se dirigía a su trabajo, unos encapuchados abrieron fuego contra él y se dieron a la fuga en un coche robado. Le alcanzaron tres disparos en la columna vertebral, el abdomen y un brazo. Los asesinos eran miembros del Batallón Vasco Español.

Aproximadamente a las diez y media de la mañana, un Ford Fiesta, de color oro metalizado, matrícula SS-4140-J, interceptó a Jesús María Etxebeste cuando se dirigía a su trabajo. Dos jóvenes encapuchados abrieron inmediatamente fuego contra él, dándose posteriormente a la fuga junto con un tercer individuo que les esperaba en el interior del vehículo. Según fuentes policiales, el coche había sido robado a las ocho y media de la mañana en el barrio donostiarra de Amara, y su propietario, atado a un árbol en un monte de la localidad de Oiartzun, sita en la carretera en dirección a Irún.

Jesús María fue conducido inmediatamente a la residencia sanitaria Nuestra Señora de Aránzazu, de San Sebastián, en donde falleció mientras era intervenido quirúrgicamente. La operación requirió de varias transfusiones de sangre, del tipo A negativo, por lo que se realizaron llamamientos de urgencia a través de las emisoras locales, pero a pesar del esfuerzo, no pudo hacerse nada por salvarle la vida. El parte médico señalaba que el herido ingresó en el centro con tres disparos de bala que le afectaron la columna vertebral, el abdomen y un brazo.

En el lugar de los hechos no fue hallado ningún casquillo de bala, por lo que se supone que las armas utilizadas en el atentado no fueron metralletas.


Jesús María Etxebeste regentaba, en unión de otros dos hermanos, la agencia de aduanas Sucesores de Etxeandía


29 DE AGOSTO. 

MADRID

Abelardo Collazo Araújo (34 años). Militante de GRAPO. Se había fugado hacía poco tiempo, junto con otros cuatro compañeros, de la cárcel de Zamora. La Brigada de Información de la Policía Nacional montó un dispositivo de seguimiento. Le localizaron en la zona de Cuatro Caminos. Iba en compañía de José Luis Fernández González. Según la versión oficial del Ministerio del Interior, les dieron repetidamente el alto, Abelardo Collazo sacó un revólver y entonces los policías dispararon. Collazo Araújo cayó muerto en el acto y José Luis Fernández resultó gravemente herido por un impacto de bala en la columna vertebral. Sin embargo, numerosos testigos presenciales afirmaron que los dos grapos entraron en la calle Coruña seguidos por cuatro policías de paisano que, desde el centro de la calzada, les dieron gritos de “¡Policía, policía!” y dispararon inmediatamente matando a uno e hiriendo a otro, sin que Abelardo Collazo Araújo hiciera uso de ninguna pistola.


30 DE AGOSTO

ONDARROA (VIZCAYA)

Ángel Etxaniz Olabarría (43 años). Había sido detenido repetidas veces por la Guardia Civil en pleno franquismo: 1964, 1968 y mayo de 1976. Presentó denuncia por torturas. Mientras estaba detenido, el Club 34, una sala de fiestas de la que era propietario, sufrió un atentado con explosivos, reivindicado por la Triple A. El 30 de agosto de 1980, un individuo entró en la sala, tomó una consumisión, dio varias vueltas y salió. Al poco entró acompañado de otro individuo cubierto por un pasamontañas y, armado con una metralleta, se dirigió al punto donde se encontraba Ángel Etxaniz con su prima, Noelia Etxaniz, sobre los que disparó una ráfaga. Ocho balas alcanzaron a Ángel, dos de ellas en el corazón, por lo que resultó muerto en el acto. Su prima Noelia resultó herida muy grave, así como la taquillera del Club, Francisca Aurresti, con una bala alojada en la región lumbar.

Ángel Etxaniz Olabarría, simpatizante de Herri Batasuna, ya había sido víctima, hacía cuatro años, de un atentado que fue reivindicado por la ultraderecha (la Triple A), consistente en la colocación de una bomba en su sala de fiestas que causó graves destrozos materiales.

Según el relato de Francisca Aurresti, taquillera del Club 34, este nuevo atentado tuvo lugar de la siguiente manera: 

Pasada la una de la madrugada, entró en la sala un individuo que, tras tomar una consumición en la barra y dar unas vueltas por el local, lo abandonó, para regresar poco después en compañía de un segundo individuo. Este último, con la cara cubierta por un pasamontañas y armado con una metralleta, penetró en el local, dirigiéndose directamente al lugar donde se encontraba el propietario, acompañado en ese momento por su prima Noelia. El encapuchado lanzó una ráfaga que alcanzó de lleno a Ángel Etxaniz y a su prima, así como a la taquillera, que se había aproximado al lugar.

En el lugar fueron hallados quince casquillos de bala. El cuerpo de Angel Etxaniz presentaba ocho impactos, dos de ellos en el corazón, que le produjeron la muerte instantánea. Su prima Noelia fue trasladada al hospital de Basurto (Bilbao), en cuyo servicio de reanimación quedó internada, tras ser intervenida quirúrgicamente. Su estado fue calificado de muy grave. En el mismo centro se encontraba Francisca Aurresti, quien tenía alojada una bala en la región lumbar.

Los agresores llegaron al lugar de los hechos a bordo de un Seat 127, de color amarillo y matrícula de Salamanca. Sin embargo, se sabe que, poco antes de las doce de la noche, varios desconocidos armados habían obligado al taxista Jesús Bidaguren a trasladarlos de Markina a Ondarroa. Una vez en marcha, el taxista fue obligado a descender del vehículo, siendo abandonado atado a un árbol.


El primer atentado contra su local fue reivindicado por la Triple A

Ángel Etxaniz, de 42 años, casado y padre de tres hijos, muy popular en Ondarroa y en toda la zona costera, estuvo detenido en 1964 y 1968. En mayo de 1976 fue nuevamente detenido por la Guardia Civil, contra la que presentó una denuncia por presuntas torturas. Estando todavía detenido, su establecimiento fue víctima de un atentado con explosivos que causó graves destrozos. La Triple A reivindicó entonces el hecho mediante un comunicado en el que reiteraba sus amenazas contra Etxaniz, al que calificaba de «rojo separatista».

La noticia del ametrallamiento de Ángel en la madrugada del domingo 30 de agosto, se extendió rápidamente por Ondarroa. Las campanas de las tres iglesias del pueblo comenzaron a sonar simultáneamente y se organizó una manifestación nocturna que se dirigió al domicilio de la víctima lanzando gritos contra las FOP, mientras que todos los pesqueros que estaban anclados en el puerto hacían sonar sus sirenas al unísono. Ocho de las personas que habían tomado parte en la manifestación fueron detenidas y conducidas al cuartel de la Guardia Civil, que abandonaron a primera hora de la mañana. 


Por expreso deseo de la víctima, que, según su mujer, «sabía que tarde o temprano vendrían a por él», la capilla fue instalada en el interior de la sala de fiestas
Por expreso deseo de la víctima, que, según su mujer, «sabía que tarde o temprano vendrían a por él», la capilla fue instalada en el interior de la sala de fiestas... 

Una de estas personas, Javier Berridi, desapareció, sin embargo, sobre las seis de la madrugada, corriendo por la localidad los más variados rumores, incluyendo el de un posible secuestro. Sin embargo, hacia las seis de la tarde llamó a su domicilio comunicando que se encontraba en el cuartel de la Guardia Civil de Bilbao. 

Por expreso deseo de la víctima, que, según su mujer, «sabía que tarde o temprano vendrían a por él», la capilla fue instalada en el interior de la sala de fiestas.


Fuentes: