miércoles, 26 de abril de 2017

LLEGA A SU FIN EL III CICLO DE CINE E HISTORIA CON LA PROYECCIÓN DE LA PELÍCULA DE KEN LOACH "TIERRA Y LIBERTAD"




LLEGA A SU FIN EL III CICLO DE CINE E HISTORIA CON LA PROYECCIÓN DE LA PELÍCULA DE KEN LOACH "TIERRA Y LIBERTAD".

 

 LOS ORGANIZADORES DE LAS CUATRO SESIONES DEL CICLO "LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA: DESDE EL DOCUMENTAL Y LA FICCIÓN" HAN QUERIDO "REFLEXIONAR SOBRE ESTE HECHO HISTÓRICO TAN TRAUMÁTICO DE LA HISTORIA DE ESPAÑA".


La Asociación Jerezana de Amigos del Archivo despide de este modo el III Ciclo de cine e historia, "La Guerra Civil española: desde el documental y la ficción", con una cuarta sesión especial, este jueves 27 de abril, que nos hace recuperar la memoria histórica de la oposición al golpe de estado de julio de 1936 y de las divisiones internas del bando antifascista derivadas de las diferencias existentes en torno a la "prioridad entre la guerra y la revolución" que tendrán su máxima expresión en los "trágicos enfrentamientos de mayo de 1937 en Barcelona" en un intento "por suprimir al POUM, dar un golpe a la CNT-FAI y eliminar la experiencia revolucionaria en Cataluña".

Mantienen los organizadores de este III Ciclo de cine e historia que tales hechos "vendrán a significar la caída de Largo Caballero y el avance de la relevancia del PCE en el gobierno del socialista Juan Negrín", al mismo tiempo que suponen "una guerra civil dentro de la propia guerra de España y un ejemplo de la tragedia que significó la misma".

Según la Asociación Jerezana de Amigos del Archivo, Ken Loach, "el director de Tierra y Libertad, es de sobra conocido por su cine de carácter marcadamente social y por su acercamiento a los seres anónimos de la sociedad.  Con su aire de profesor de Oxford, maneras suaves y corazón militante, plantea en esta película del año 1995 un episodio de la Guerra Civil española, no tratado cinematográficamente, y que le había impresionado especialmente: la revolución que dirigieron los anarquistas, junto a los miembros del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), y que fue aplastada por la política del PCE bajo los auspicios de la URSS en el año 1937".

De hecho, la víspera del estreno de la película en España (que fue el 07 de abril de 1995) Kean Loach afirmaba convencido en una entrevista que el romanticismo no tiene cabida en la guerra civil española y tuvo que desvelar en "Tierra y libertad" la parte menos romántica de la contienda: la de la división en el bando antifascista y la responsabilidad del partido comunista ruso en la victoria del fascismo.

Con guión del propio Loach y de Jim Allen, Tierra y libertad, es una coproducción española, alemana y británica. El inglés Ian Hart, las españolas Rosana Pastor e Iciar Bollaín y el americano Tom GiIroy son algunos de los protagonistas. A través de los recuerdos encontrados por una joven inglesa en una vieja maleta tras la muerte de su abuelo, la esencia de Tierra y libertad se halla en un grupo de milicianos procedentes de toda Europa y Estados Unidos que combaten el fascismo en España. El filme ha sido rodado en Liverpool, Barcelona y Aragón. 

Las víctimas de los sucesos...
La historia de David Carr, un militante comunista sin empleo, comienza cuando abandona Liverpool para acudir a España en defensa del pueblo que luchaba contra los golpistas de julio de 1936. Tras atravesar la frontera por los Pirineos, llega a Barcelona donde se une a las milicias del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). Recibe la instrucción y es enviado al frente de Aragón. Partícipe de los sucesos de mayo de 1937, durante los cuales los anarquistas y el POUM se enfrentaron al Partido Comunista Español (PCE) y al Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), David Carr abrazará la Revolución Social y presenciará la persecución -instigada por el “Estalinismo”- sobre sus compañeros de armas.

En Tierra y libertad no hay sitio para el romanticismo porque, como asegura su realizador, "la guerra civil española nunca fue una historia romántica". No aparecen los románticos escritores o poetas que la literatura se ha encargado de mostrar. Es la clase obrera la que lucha en las barricadas: "La misma idea de que la guerra tenga algo de romántica también sirve a una función política y oscurece o tapa lo que ocurrió de verdad".

Después de ver todos los documentales españoles, ninguno de ficción, sobre la guerra, leer textos básicos -Homenaje a Cataluña, Cuaderno rojo español- y hablar con muchas mujeres y hombres que participaron en las batallas, Loach sí se ha imaginado muchas veces lo que hubiera ocurrido si los golpistas hubieran perdido la guerra. "Posiblemente no hubiera tenido lugar la II Guerra Mundial y, desde luego, todo el equilibrio de fuerzas políticas en Europa hubiese cambiado. Lo que estaba clarísimo es que todas las clases dirigentes en Occidente (británicos, franceses, americanos y otros), preferían el fascismo al socialismo. Toda su retórica contra el fascismo en la II Guerra Mundial hay que entenderla y verla contrastada con su preferencia por Franco en la guerra civil"

Antiguo activista trotskista, Loach ha intentado evitar todas las etiquetas en la narración de las milicias del partido trotskista español POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista). "Pienso que es muy difícil entender lo que ha sido la política del siglo XX sin comprender lo que ha sido la aportación de Trotski. Nuestros camaradas españoles del POUM querían separarse de Trotski. Creo que sería imposible haber hecho esta película sin reconocer la influencia de Trotski, pero hay otras influencias, como la de los anarquistas o comunistas libertarios".

Paralelismo entre el libro autobiográfico "Homenaje a Cataluña" de George Orwell y el filme de Kean Loach 

George Orwell describió con un naturalismo descarnado en “Homenaje a Cataluña” las vicisitudes de la guerra de trincheras en el frente de Aragón durante la “Guerra Civil”. Orwell llegó a Barcelona en diciembre de 1936, cuando la Revolución Social se encontraba en su máximo apogeo, dispuesto a defender al gobierno de la II República frente a las tropas sublevadas del general Franco. Al igual que David Carr, personaje ficticio de la película “Tierra y Libertad” (Land and freedom, 1995), de Ken Loach, el escritor británico militó en el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) y sufrió en primera persona la persecución articulada por la imparable maquinaria “Estalinista” que acabó, entre otras cosas, con la ilegalización del POUM y el asesinato de sus líderes.

En su libro, Orwell comenta que cinco eran las cosas más importantes en la vida de las trincheras y las describe siguiendo este orden: la leña, la comida, el tabaco, las velas y el enemigo. El autor habla de una guerra en la que raras veces se entabla el combate, en la que los milicianos del POUM carecen del armamento así como del equipamiento adecuados, en la que las balas perdidas siegan la vida a la vuelta de cualquier esquina y en la que los piojos elevan la miseria de los combatientes a la enésima potencia. Sin embargo, quizás el aspecto que más inquieta de “Homenaje a Cataluña” es esa lucha por el poder que se fragua en despachos alejados del frente. Toda una suerte de conspiraciones y bulos que desencadenaron, por ejemplo, la lucha fraticida que tuvo lugar en mayo de 1937 en las calles de Barcelona y en la que se enfrentaron, por una parte, anarquistas y POUM, y por otra, el Partido Comunista Español (PCE) y el Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC).  

Existen ciertos paralelismos entre “Homenaje a Cataluña”“Tierra y Libertad”. Ambas obras narran estos sucesos desde la perspectiva de un voluntario británico que se encuentra en España con un conflicto repleto de matices. La deriva de los acontecimientos le conducirán a una crisis ideológica. Loach toma el testigo dejado por Orwell y aborda la Guerra Civil desde un punto de vista que, pasados casi ochenta años desde el final de la contienda, levantó ampollas entre los veteranos brigadistas internacionales británicos y en el PCE. Sin ir más lejos, el propio Santiago Carrillo, ex secretario general del PCE, acusó al director británico de desdibujar el espíritu de la lucha antifascista y de tratar a los republicanos como “Estalinistas”.

Conexión con el Neorrealismo 

La fotografía de “Tierra y Libertad” dota a la película de un aspecto similar a un documental. Rehuye de los artificios, conecta con el  “Neorrealismo” y captura la luz aragonesa con elegancia, especialmente en las escenas que transcurren durante el alba y el atardecer.

El rodaje, realizado en 1994, fue llevado a cabo –en su mayor parte- en Liverpool y en Mirambel, un pequeño pueblo de la comarca del Maestrazgo (Teruel). Algunos vecinos de la zona protagonizaron pequeños papeles como campesinos, apareciendo en escenas como en la de la asamblea celebrada en un pueblo durante la cual se plantean asuntos como la necesidad de colectivizar los cultivos o la postura frente a las grandes democracias occidentales. Esta escena está considerada por el propio director como la más importante de la película al condensar en unos doce minutos todo el ideario de su estilo fílmico:

-“La escena de la asamblea del pueblo no tenía guión, pero había una estructura muy clara porque todos los actores sabían cual era su postura. Allí intervenía un actor muy bueno que interpreta al pequeño propietario que no quiere que se reparta su tierra. De antemano ya habíamos preparado su postura y sabía por qué quería conservar su tierra y cual iba a ser su relación con los otros”- comentó Loach.  

Estrenada, como indicamos arriba, el 7 de abril de 1995, “Tierra y Libertad” fue acogida por la crítica y recaudó casi un millón y medio de dólares en España. Fue galardonada con el premio de la Crítica Internacional en el Festival de Cannes, con el premio Félix a la mejor película europea y con el premio César a la mejor película extranjera. 

-“Lo que sucedió en España en los años 1936 y 1937 ha sido lo más significativo de este siglo; son unos momentos en los que se ve de lo que es capaz la gente. (...) Quisiera que los jóvenes que no conozcan esta historia disfruten de ella”- manifestó Loach. 

La obra de Loach pasa por ser uno de los títulos de ficción más destacados de la extensa filmografía dedicada a la “Guerra Civil”. Se incluye dentro de las diferentes aproximaciones que –con mayor o menor éxito- el cine extranjero ha realizado desde la década de los años treinta del siglo pasado, época en la que el Hollywood previo a la “Caza de Brujas” de McCarthy llevó a la gran pantalla títulos como “The Last Train from Madrid” (íd, 1937), de James P. Hogan; “Bloqueo” (Blockade, 1938), de William Dieterle; o “Por quién doblan las Campanas” (For whom the bell tolls, 1943), de Sam Wood.

-“He visto todos los documentales existentes que se hicieron durante la guerra, pero no he querido ver las películas de ficción que hay sobre ella. No porque no haya títulos importantes, sino porque quería basar Tierra y Libertad en la realidad”- subrayó el cineasta británico. 

Para quien quiera disfrutar de esta película, la cita será a las 18:30 horas en el Salón de Actos de la ONCE (entrada por Calle Gaitán) de Jerez de la Frontera.



Fuentes:

 http://amigosarchivojerez.com/informacion/cuarta-y-ultima-sesion-del-iii-ciclo-de-cine-e-historia-la-guerra-civil-espanola-desde-el-documental-y-la-ficcion/

http://elpais.com/diario/1995/04/06/cultura/797119201_850215.html 

http://cineultramundo.blogspot.com.es/2014/03/critica-de-tierra-y-libertad-ken-loach.html





sábado, 22 de abril de 2017

EL GOBIERNO DESTINA DINERO PÚBLICO EN UNA OPERACIÓN SECRETA PARA TRASLADAR LOS RESTOS DEL GOLPISTA GENERAL SANJURJO A MELILLA Y ENTERRARLO CON HONORES EN PRESENCIA DE ALTOS CARGOS MILITARES Y POLÍTICOS



Izquierda: Jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra, General Francisco Javier Varela Salas. Derecha: Comandante General de Melilla, Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu.

EL GOBIERNO DESTINA DINERO PÚBLICO EN UNA OPERACIÓN SECRETA PARA TRASLADAR LOS RESTOS DEL GOLPISTA GENERAL SANJURJO A MELILLA Y ENTERRARLO CON HONORES EN PRESENCIA DE ALTOS CARGOS MILITARES Y POLÍTICOS


LA NOTICIA SUPONE UN AGRAVIO COMPARATIVO POR LOS CERO EUROS DE LOS PRESUPUESTOS GENERALES DEL ESTADO DESTINADOS A LA LEY DE MEMORIA HISTÓRICA QUE IMPIDEN EXHUMAR MÁS DE 2.050 FOSAS COMUNES DE VICTIMAS DEL GENOCIDIO GOLPISTA.


Una de las primeras medidas de Mariano Rajoy al llegar a la Moncloa fue eliminar la Oficina de Víctimas de la Guerra Civil y la dictadura. En 2012 redujo la dotación presupuestaria para Memoria Histórica de los 6,2 millones del anterior gobierno a 2,5 millones. En 2013, el Gobierno del PP directamente eliminó la partida presupuestaria y cumplió una legislatura completa sin dar un euro a las víctimas del franquismo, que se costean las exhumaciones con la ayuda de voluntarios. Su nuevo ciclo político incide en la decisión y la partida -que se llamó Comisión Interministerial y estaba dentro del Ministerio de Presidencia- sigue desaparecida de los Presupuestos Generales del Estado 2017.

El General Sanjurjo junto al todavía Comandante Franco, en la posición de Ras-Medún (Melilla) en noviembre de 1921
Ahora nos viene la noticia de que este viernes pasado el Ejército español acaba de admitir que altos cargos acudieron al entierro del general golpista Sanjurjo en Melilla, tras la exhumación de sus restos en noviembre pasado en aplicación de la Ley de Memoria Histórica de Navarra, y que las autoridades llegaron a conseguir evitar que se difundiera esta noticia durante semanas.

Dicha inhumación fue realizada el pasado 23 de marzo en el Pabellón de Héroes Regulares del Cementerio de Melilla, en secreto y con representación de altos mandos militares y políticos. Según fuentes presenciales, la ceremonia se llevó a cabo respetando su rango (teniente general) y fue presidida por las autoridades militares y civiles de la ciudad autónoma, incluido el presidente y senador por dicha circunscripción, Juan José Imbroda, así como el Comandante General de Melilla, Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu.

El Ejército español ha admitido, no obstante, y a través del Departamento de Comunicación del Gabinte del Jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra (Gabinete JEME),  que aquel día se celebró "una sencilla ceremonia, íntima y privada", pero niega que se realizara con "Honores Militares": "No formó ninguna unidad ni piquete ni guion ni cornetín. Asistió el actual Comandante General de Melilla acompañado de una pequeña comisión", aseguran los militares.

La Cripta de Los Caídos en Pamplona, con las tumbas de Mola y Sanjurjo antes de la exhumación
Sanjurjo, general dos veces golpista, había sido exhumado del Mausoleo franquista de Los Caídos de Pamplona el 16 de noviembre en virtud a la Ley de Memoria Histórica, junto a otro de los “cerebros” del golpe de estado de julio de 1936, el general Emilio Mola. La iniciativa, recurrida por la familia de Sanjurjo, partió del pleno del Ayuntamiento de Pamplona, contando con respaldo judicial y el beneplácito del arzobispo de la ciudad. 

Después de meses de negociaciones con la familia, la noticia de su inhumación en Melilla apareció por primera vez en “Siempre P’alante”, un boletín carlista, y ahora ha sido confirmada por el investigador y bloguero local Enrique Delgado. “Fui al cementerio y corroboré los datos con varios trabajadores. Diversas personas me dijeron después que no se ha hecho oficial porque era una ceremonia secreta. Un traslado así requiere unos recursos, y un despliegue, además de los permisos administrativos del Ministerio de Defensa”, asegura Delgado.

Fuentes del Ejército de Tierra aseguraron que fue la familia quién solicitó que fuese enterrado en un panteón militar. "Atendiendo a que fue Comandante General de Melilla, estuvo al mando de las fuerzas Regulares y estaba en posesión de dos cruces Laureadas de San Fernando (1914 y 1926) se autorizó que el entierro se celebrase en el cementerio municipal de Melilla, en el panteón de Regulares número 2, que se sigue utilizando para la inhumación de los fallecidos de Regulares que lo requieran". Las mismas fuentes describieron el acto como "sencillo, íntimo y privado" y concretaron posteriormente que el traslado se realizó en helicóptero, en uno de los traslados regulares a la ciudad autónoma.

A Sanjurjo se le consideró durante décadas “el salvador de Melilla” por haber desembarcado en la ciudad tras los sucesos de Annual, al frente de un ejército en el que Francisco Franco era un oficial más. El investigador Delgado recuerda que el general tiene un barrio a su nombre en la ciudad y que su hazaña bélica en Melilla es anterior al golpe de estado de julio de 1936, por lo que resulta ideal para “blanquear” su memoria.

Imagen del pabellón militar donde reposan los restos del general Sanjurjo, que han recibido sepultura en Melilla, tras ser exhumados en Pamplona en aplicación de la Ley de Memoria Histórica de Navarra
“Lo que más me extraña de este tema es cómo aparece en Melilla. A Mola, por ejemplo, se lo llevaron los familiares. Al resto de enterrados en Pamplona, también. Pero con Sanjurjo se ha llegado a un acuerdo para que se quede en un pabellón militar en Melilla, y se ha hecho todo en secreto para que no se genere debate, dice.

La inhumación del general se llevó a cabo con secretismo y se cursaron invitaciones limitadas a algunas personalidades de Melilla. Su nombre no aparece en el registro oficial y no hay acceso sin autorización al interior del Pabellón, que sólo se puede ver desde la verja.

Monárquico, golpista y sifilítico 

El 20 de julio de 1936 el "héroe" de la aviación española Juan Antonio Ansaldo aterriza en Estoril. El país está en llamas desde que dos días antes, el 18 de julio, una parte del ejército ha protagonizado un golpe de Estado contra el gobierno de la II República y Ansaldo tiene una misión esencial en la estrategia de los golpistas. Tiene que transportar en su avioneta Puss Mouth al general José Sanjurjo a Burgos, donde, según los planes del llamado Director del complot, el general Emilio Mola, debe ponerse al frente de la sublevación.

Última imagen con vida de Sanjurjo momentos antes de subir en la avioneta que se estrellaría en Estoril el 20 de julio de 1936.
Pero la avioneta se estrella nada más despegar envuelta en llamas contra una valla de piedra en la rua de Santa Cruz de la pedanía de Areia Cascais. Ansaldo sufre heridas leves y atribuirá después el accidente al exceso de equipaje del coronel, especialmente a su pesada colección de medallas. Sanjurjo muere dejando la vía expedita al ascenso de otro general, más tarde generalísimo: Francisco Franco.

No era la primera vez que Sanjurjo, el más celebre militar español africanista, se ejercitaba en la práctica del golpe de Estado. Suya fue la primera tentativa de insurrección el 10 de agosto de 1932 contra una república recién nacida, la ‘Sanjurjada’, una maniobra confusa y torpe que pretendía liquidar la "dictadura anticlerical de Azaña" y que fracasó estrepitosamente. Tras el pronunciamiento, el general fue expulsado del ejército y condenado a muerte, aunque la pena se conmutó después por una cadena perpetua que empezó a cumplir en el penal del Dueso, Santoña, hasta que el posterior gobierno de Lerroux le indultó en 1934.

Sanjurjo se convirtió así en el "héroe" moral y principal referencia para todos aquellos que soñaban con tumbar la república, un héroe por cierto, y según descubría una biografía reciente de su sobrino nieto Enrique Sacanell Ruiz de Apodaca, que vivió una vida tan recta en lo militar como disoluta en lo afectivo, protagonizada por sus constantes líos de faldas que le llevarían a enfermar de sífilis. En 1936, con la oposición de Goded y la reticencia de Franco, el general Sanjurjo fue nombrado jefe de la Junta y estaba previsto que se erigiera en el jefe de gobierno de los golpistas en caso de triunfo. Un plan cortocircuitado el 20 de julio de 1936 cuando se estrelló la avioneta del piloto Ansaldo.



Fuentes:











martes, 18 de abril de 2017

MUERE CARLOS SLEPOY, ABOGADO DE LAS VÍCTIMAS DEL FRANQUISMO



MUERE CARLOS SLEPOY, ABOGADO DE LAS VÍCTIMAS DEL FRANQUISMO.

 

RECONOCIDO COMO ABOGADO UNIVERSAL, FUE IMPULSOR DE LA QUERELLA ARGENTINA CONTRA LOS CRÍMENES DEL FRANQUISMO Y DE LA ACUSACIÓN POPULAR CONTRA EL DICTADOR VIDELA. 


Los teléfonos de los familiares de víctimas de la dictadura argentina, chilena o española echan humo con mensajes de condolencia. Se ha ido Carlos Slepoy -Carli para los amigos- un abogado valiente y perseverante, impulsor de la querella argentina contra los crímenes del franquismo, abogado de la acusación popular en el juicio contra Pinochet o contra el exmilitar argentino Adolfo Scilingo, participante también en los juicios contra los dictadores Ríos Montt o Videla.

Anoten bien su nombre. Quizá no sea objeto de homenajes oficiales ni de luto institucional, pero Carlos Slepoy trabajó por la justicia universal, por la memoria y por las víctimas de las dictaduras mucho más que algunos Estados democráticos incapaces de escarbar en su pasado. Puede que alguno de ustedes le viera alguna vez en una protesta contra la impunidad del franquismo, o a las puertas de la Audiencia Nacional, celebrando con las víctimas de la dictadura chilena o argentina.

Anoten bien su nombre, porque se trata de un hombre valiente. Un hombre que supo de la naturaleza de los regímenes represores, no solo porque ejerció como abogado especializado en estos asuntos, sino porque él mismo sufrió la dictadura argentina. Fue encarcelado dos semanas antes del golpe de Estado argentino, en marzo de 1976, y pasó por varias prisiones antes de ser condenado al exilio. 

Este lunes, en Madrid, ha muerto un hombre que será llorado en dos continentes, en muchos países. Se llamaba Carlos Slepoy y asistió, como abogado, a víctimas de la dictadura argentina, la chilena, la guatemalteca y la española a lo largo de cuatro décadas dedicadas a la defensa de los derechos humanos y la justicia universal. Nacido en Buenos Aires, cruzó el océano en 1979 por la única razón ineludible: seguir vivo. Antes de abandonar el régimen de terror de Jorge Rafael Videla y exiliarse en España, había perdido varios compañeros y él mismo había sido detenido, torturado y encarcelado durante 20 meses.

Carlos Slepoy, en un congreso sobre justicia universal celebrado en Madrid en 2014.
Su nombre se repite una y otra vez en las hemerotecas, en ocasiones celebrando éxitos, y las más de las veces, avisando, tras un revés judicial, de que no iban a resignarse. Porque de todas las batallas jurídicas, escogió las más largas, las de la jurisdicción universal, las que luego se estudiarían en las facultades de Derecho. "Carlos Slepoy, nuestro Cholo Simeone, me enseñó que en esta lucha hay que ir partido a partido", explicaba Manuel Ollé, abogado en las causas de Guatemala, Sahara o Tíbet, en un congreso sobre justicia universal celebrado en Madrid en 2014.

Decía esta crónica de José Yoldi del 31 de octubre de 1998: “El abogado Carlos Slepoy, uno de los que más ha luchado en el proceso por las desapariciones y asesinatos en Argentina, se echó a llorar al oír la decisión del tribunal y no pudo parar hasta más de una hora después”. Lloraba Slepoy aquel día porque la sala de lo penal de la Audiencia Nacional acababa de declararse competente para juzgar a Augusto Pinochet por genocidio. El dictador chileno llegó a permanecer más de 500 días detenido en Londres por orden de Baltasar Garzón, pero finalmente Reino Unido le dejó marchar por razones humanitarias.

“Durante mucho tiempo Argentina se opuso a juzgar los crímenes de su dictadura. Finalmente, el presidente Néstor Kirchner decidió que o se juzgaban o se extraditaba a España a los responsables. El muro de impunidad se fue resquebrajando y muchos jueces argentinos se replantearon la situación. Estoy convencido de que en España habrá jueces que, pese a lo que le ocurrió a Garzón, se atrevan a investigar estos crímenes”, declaraba Slepoy, una vez más sin resignarse, después de que el magistrado de la Audiencia Nacional fuera apartado de la causa del franquismo y acusado de prevaricación.

Había asistido a las víctimas argentinas que llamaron a la puerta del juez español en los noventa por los vuelos de la muerte, los niños robados de la dictadura de Videla… y casi dos décadas después acompañó hasta Buenos Aires, junto a la letrada Ana Messuti, a las víctimas del franquismo que hicieron el camino inverso para pedir justicia a 10.000 kilómetros de casa. Ascensión Mendieta, hija de Timoteo, fusilado en 1939, cumplió los 88 años en aquel avión.

Recurso a recurso, a ambos lados del océano, este abogado universal consiguió que un juez escuchara por primera vez a las víctimas de dos dictaduras que habían practicado los mismos métodos de terror: ejecuciones extrajudiciales, robo de bebés... Slepoy ayudó a conseguir que la justicia les oyera y por eso hoy le llorarán en dos continentes los hijos y nietos de los desaparecidos.

Recorte ABC Madrid. 17 junio 1986
Ha muerto a los 68 años por una acumulación de dolencias y problemas de salud que arrancaron en 1982, ya como abogado en España, cuando se acercó a defender a unos chicos que estaban siendo agredidos por un policía nacional (Francisco Vivas Castellanos) en la madrileña Plaza de Olavide. El agente dijo que se lo llevaba detenido y cuando lo tuvo delante, le disparó un tiro por la espalda, hiriéndole gravemente. El agente, que argumentó estar "embriagado" cuando le disparó, fue condenado a seis años de prisión por asesinato frustrado. A Slepoy, que entonces trabajaba como abogado laboralista en UGT, le quedaron secuelas muy graves. Con los años, terminó sentado en una silla de ruedas. Las secuelas de aquellas heridas le persiguieron de por vida y le condenaron a pasar parte de su tiempo en silla de ruedas. Pero ni eso, ni los compañeros desaparecidos en Argentina, ni los obstáculos encontrados en su empeño por defender los derechos humanos le hicieron desistir: 

“La vida de una persona, su memoria, [sonreía haciendo hincapié en la palabra memoria] influye mucho en lo que hace”, decía.

Los ojos de Carli, llenos de verde y de vida, chispeaban con fuerza cuando hablaba de los derechos humanos y de la necesidad de la justicia universal. Sus trabajos en los juicios contra Pinochet, contra el exdictador de Guatemala o contra el exmilitar argentino Adolfo Scilingo, al que la justicia española condenó a 1.084 años de prisión por crímenes contra la humanidad, le valieron reconocimiento internacional.

Las paradojas de la vida le llevaron hace unos años a recorrer el camino inverso a su exilio: de Madrid a Buenos Aires, para interponer allí una querella contra los crímenes del franquismo que sigue viva a día de hoy y que ha devuelto dignidad y esperanza a muchos familiares de las víctimas.

“Presentamos esta querella como consecuencia de la escandalosa paralización de los procedimientos judiciales en España”, explicaba entonces. Entre los acusados en la misma se encuentran el torturador “Billy el Niño”, Martín Villa o el suegro de Gallardón.

El abogado Carlos Slepoy en su casa de Madrid
Los últimos años de Slepoy se centraron en recoger testimonios, documentar y trabajar con y para las víctimas del franquismo y sus familiares. En su casa madrileña acumulaba archivos, informes, datos. Tenía el optimismo no del ingenuo, sino del militante que sabe que para recorrer el camino es preciso creer en la posibilidad de un final productivo. Una vez le pregunté por ello en su casa:

“Como todo el mundo, tengo sinsabores en estas historias. Aún así, en la medida en que uno siente que aporta no necesita una especial cuota de energía”, respondió con evidente humildad, porque es mucha la fuerza precisa para hacer lo que él hacía.  Hace un tiempo me pidió que le ayudara a crear una cuenta en Twitter. Cuando le pregunté qué foto poner, me dijo: "Escoge una en la que esté sonriente, que está bien que a uno le vean contento".

Denunció siempre que el obstáculo para juzgar el franquismo en España no es judicial, sino político, y mantuvo la esperanza en que algún juez español anulara algún día la ley de amnistía para juzgar los crímenes de la dictadura:  "Yo creo que en algún momento eso va a ocurrir, empezará a haber jueces que se atrevan, porque la ley de amnistía no puede amparar crímenes contra la humanidad. En España hubo una planificación para perseguir a determinados grupos de la sociedad, para dar origen a un país diferente. Y lo consiguieron en gran medida. Eso es un genocidio.

El historiador estadounidense Howard Zinn escribió que las incontables pequeñas acciones de la gente desconocida son las que llevan a grandes momentos de cambio histórico. No cabe duda de que las incontables acciones de Carlos Slepoy han contribuido a un futuro con espacio para los derechos humanos y la justicia.

La última vez que lo vi, hace unos meses, ya enfermo, mientras le preguntaba por cuestiones de salud en su casa, él me respondía con nuevas ideas que tenía para dar fuelle a la querella argentina.

Carli nos deja muy huérfanos, pero con la certeza de que son muchos los que recogerán su testigo y proseguirán el trabajo en defensa de los derechos humanos, para que la historia no repita sus capítulos más siniestros. Como él mismo diría, con ese brillo suyo en los ojos, quizá mañana podamos preparar una nueva acción que nos lleve a un nuevo camino para terminar con la impunidad, porque el reloj continúa.

“España ha permitido el olvido, la desmemoria y, lo que es más grave, la legitimación de los dirigentes franquistas”. Carlos Slepoy Prada nunca dudó, durante su ejercicio como abogado en España desde 1979, de que en la España del 36 se había cometido un verdadero genocidio. "Una limpieza sistemática", recordaba en una reciente entrevista el abogado argentino, defensor de los Derechos Humanos e impulsor de la querella argentina para la investigación de los crímenes del franquismo.

Carlos Slepoy durante un acto homenaje a Salvador Puig Antich.
 Slepoy tenía la mirada limpia. No albergaba ninguna duda de que había existido el asesinato, la tortura, el terror más absoluto por parte de un grupo de paramilitares, como ocurrió en su Buenos Aires natal casi cuarenta años más tarde. No era capaz de ocultar su sensibilidad ante tantas victimas, vencidas por la extraña memoria que había tenido con ellos su propio país. No quiso ser espectador de aquella injusticia y se convirtió en abogado activo de miles de víctimas del régimen de Franco, impulsando la querella en el año 2010. Con la apertura de este proceso, ponía en evidencia la impunidad de la Justicia española con los crímenes de su pasado más reciente. Carlos también había aprendido a vivir con el odio de otra dictadura que le había tocado muy de cerca.


Los "chanchos" de la U9 de La Plata


Carlos Slepoy viviría en Argentina las palizas de la represión en el año 1977. Dos semanas antes de que estallara el golpe de Estado de Jorge Videla, el joven Carlos fue encarcelado en varias prisiones y centros de tortura. Entre ellas, la Unidad Carcelaria número 9 de la Plata.

Una placa reza hoy junto a la prisión bonaerense en recuerdo de aquellos presos. "La dictadura militar asesinó e hizo desaparecer a luchadores y familiares que soñaron un país más justo y que comprometieron su vida en la defensa de los derechos humanos". Este jurista argentino luchó por la reparación de sus compañeros, de los desaparecidos y asesinados y de los que aún siguen vivos. Participó como testigo en el juicio de sus propios carceleros, donde contaría las vivencias en las celdas de castigo conocidas en la U9 de la Plata como "chanchos". Los presos políticos tenían calabozos de tres metros de anchura, ingerían guisos hirviendo sobre sus platos. Slepoy, al igual que sus compañeros, tenía que arrojar al suelo de cemento este alimento para no desfallecer de hambre. Los carceleros retiraban los platos en pocos minutos. Llegaban a beber agua de las letrinas para tomar algo de líquido con lo que subsistir.

Su duelo carcelario terminaría a finales del 77, cuando fue trasladado por una orden hasta España, donde fijaría su residencia. El miedo de aquellos días nunca lo borró de su memoria. "Me llevaron a La Plata esposado y en tren. La gente pasaba al lado mío y ni siquiera miraba", recordaba el abogado.

Slepoy sabía que en Argentina sí se juzgaba a los verdugos. Con más de mil seiscientos represores procesados en su país, Carlos siempre recordaría que en España la Justicia miraba para otro lado. No entendía la impunidad de los jueces. Así lo trasladaba  en una reciente columna escrita el pasado 18 de julio, en el ochenta aniversario de la Guerra Civil. “¿Serán capaces los jueces españoles de cumplir con los elementales principios que adoptó la comunidad internacional hace ya setenta años? Expresamos nuestro convencimiento de que muchos sí lo harán y abrirán el camino a la reconciliación de las víctimas, no con los criminales, sino con la administración de justicia de este país".


La causa contra el franquismo y la querella


En el año 2007, actúo como abogado de la acusación popular en los juicios que instruyó el juez Baltasar Garzón contra el dictador Videla y otros miembros de la dictadura argentina. Su batalla daría frutos. La Justicia española condenó al exmilitar argentino Adolfo Scilingo a 1.084 años de prisión. También participaría en las causas contra el exteniente argentino Ricardo Cavallo, el exdictador chileno Augusto Pinochet y el ex dictador de Guatemala Ríos Montt.

Ya en el año 2010 pone en marcha el proceso clave para la recuperación de la memoria en España, la apertura de la querella argentina. La iniciativa sería anunciada tras conocer que el juez Baltasar Garzón se sentaría en el banquillo por investigar los crímenes del franquismo. "El objetivo es evitar que esos crímenes queden impunes", explicaba entonces Slepoy. Carlos haría entonces un llamamiento a los familiares de los 113.000 desaparecidos para que denunciaran los crímenes en la querella.

El proceso se iniciaba con dos querellas el 14 de abril de 2010, y en enero de 2013 habían aumentado hasta 150. La lista no paraba de sumar nombres de víctimas que se acogían al doloroso y esperanzador proceso en todo el país.
Los exministros franquistas José Utrera Molina, Rodolfo Martín Villa y Fernando Suárez.

Las primeras resoluciones de la jueza argentina María Servini de Cubría ordenaban la captura de cuatro exmiembros de seguridad del franquismo acusados de torturas. Contra los acusados -Jesús Muñecas Aguilar (ex guardia civil ), Celso Galván Abascal (exescolta de Francisco Franco y de la Casa Real), José Ignacio Giralte González (exmiembro de la Brigada Político Social) y José Antonio González Pacheco, alias Billy El Niño (exinspector)- pesaba una orden de captura internacional para que fueran extraditados a Argentina.

La lista seguía sumando culpables. En 2015, 17 altos cargos del franquismo y de la Transición, entre ellos Martín Villa y Utrera Molina (el suegro del exministro Gallardón), afrontaban órdenes de captura por crímenes de lesa humanidad y genocidio.


El pasotismo de la Justicia española


Sin embargo, la Justicia en España ponía resistencia a la extradición basándose en los principios de prescripción. No se declinaría a juzgar a los responsables. Slepoy volvía a contemplar como se vivía en España "un bochornoso espectáculo de impunidad con la causa del franquismo".

Sin hacer caso a las peticiones de la Justicia argentina, Slepoy lucharía hasta sus últimos días para hacer efectivo el proceso en la búsqueda de la verdad y el convencimiento de que esta importante querella conseguiría tramitar condenas efectivas. Sin embargo, el abogado recordaría que "esa realidad por ahora estaba un poco lejana".

La jueza Servini afirma que es "deber de todos los Estados" castigar a los criminales franquistas.



La querella continúa sumando testimonios de familiares de desaparecidos, asesinados o torturados por el régimen de Franco y su anterior guerra. La causa de Slepoy sigue su curso con una trayectoria marcada, que podría lograr el fin de este complejo proceso.

A la memoria de Carlos y los suyos.



Fuentes:






domingo, 16 de abril de 2017

LOS ALTOS CARGOS DEL FRANQUISMO QUE ACABARON MANDANDO TAMBIÉN EN DEMOCRACIA


"Los consejos de administración de Endesa, La Caixa, Telefónica o Iberdrola fueron el cobijo en democracia de la mitad de los últimos ministros franquistas. La otra mitad recalaron en la política. También en la justicia hubo puerta giratoria..."

LOS ALTOS CARGOS DEL FRANQUISMO QUE ACABARON MANDANDO TAMBIÉN EN DEMOCRACIA.

 

ARTÍCULO DE DIEGO BARCALA QUE EXPLICA CON SENCILLEZ EL ORIGEN FRANQUISTA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL SISTEMA DEMOCRÁTICO ESPAÑOL ACTUAL.


LOS CONSEJOS DE ADMINISTRACIÓN DE ENDESA, LA CAIXA, TELEFÓNICA O IBERDROLA FUERON EL COBIJO EN DEMOCRACIA DE LA MITAD DE LOS ÚLTIMOS MINISTROS FRANQUISTAS. LA OTRA MITAD RECALARON EN LA POLÍTICA. TAMBIÉN EN LA JUSTICIA HUBO PUERTA GIRATORIA: 10 DE LOS 16 JUECES DEL TRIBUNAL DE ORDEN PÚBLICO FRANQUISTA ASCENDIERON AL TRIBUNAL SUPREMO O LA AUDIENCIA NACIONAL.

Recuerda Julián Casanova, uno de los historiadores de referencia del siglo XX en España, que la generación de investigadores de la transición llegó a obsesionarse con la II República y la Guerra Civil después de 40 años de silencio académico impuesto por la dictadura. La república, el golpe, la guerra, el exilio… Y fue el hispanista Paul Preston el que le advirtió del error que estaban cometiendo los jóvenes historiadores españoles en democracia: “El verdadero desconocido, lo que realmente está por investigar, es el franquismo”. Cuatro décadas después de que casi medio Madrid abarrotara el Palacio Real para llorar, curiosear o atestiguar el ataúd de Francisco Franco, la siguiente generación de historiadores, la que nació después de aquel primer 20 N, ha dado un paso más y se pregunta si la gran desconocida no fue la transición a una democracia que ascendió a todos los poderosos con Franco.

Un replanteamiento histórico de la transición que llevó al politólogo y periodista Lluc Salellas (Girona 1984) a publicar El franquisme que no marxa (Edicions Saldonar) (El franquismo que no marcha). El libro investiga cómo le fue a los que mandaban durante la dictadura. “Investigué las vidas de los últimos 50 ministros de Franco y encontré que ninguno fue degradado por la democracia. Al revés, la mitad fueron a parar a los consejos de administración de las grandes empresas, la otra mitad a la política”, explica.

Rodolfo Martín Villa ayer y hoy. A la izquierda, brazo en alto como alto mando del franquismo, junto a Juan Antonio Samaranch, entre otros. En democracia fue consejero de grandes compañías...
Durante los últimos años es recurrente el caso de Rodolfo Martín Villa, ministro de Gobernación en 1976, cuando fueron asesinados cinco manifestantes en Vitoria y que acabó siendo consejero de Endesa y luego presidente de Sogecable. “No sé si el franquismo inventó las puertas giratorias, pero desde luego la pusieron de moda”, detalla Salellas. Pone otro ejemplo. “El presidente de honor de La Caixa, José Vilarasau Salat, fue nombrado director general de Telefónica en 1966 y posteriormente tuvo varios altos cargos del Ministerio de Hacienda. Este tecnócrata y asesor del régimen de Franco encontró en democracia un gran futuro en la banca.

La banca precisamente fue otro cobijo bien remunerado para los cargos del franquismo. El historiador Ángel Viñas reveló que el banquero Juan March costeó el avión que trasladó a Francisco Franco a la península el 18 de julio de 1936. Fue el inicio de una buena relación. Un ejemplo es el de Antonio Barrera de Irimo, vicepresidente primero del Gobierno franquista que asesinó a Salvador Puig Antich. Después fue consejero de Telefónica, Banco Hispano Hipotecario e Hispamer. “Lo decía Félix Millet. Somos 400 familias y siempre somos los mismos, apunta Salellas.

El libro de Salellas habla de otros casos como el de Demetrio Carceller, falangista y ministro de Franco, que aprendió que los negocios se hacían mejor con contactos desde fuera del Gobierno y fundó el imperio Estrella Damm. O el caso de la familia Urquijo en la que un hermano era ministro y el otro presidente de Iberdrola. Capitalismo de amiguetes como definen los críticos del sistema económico actual a los negocios cosechados gracias a grandes contratos públicos a empresas financiadoras de partidos políticos con exministros en sus consejos de administración. “Todos se colocaron en empresas estratégicas”, concluye Salellas.

A los protagonistas conocidos de la dictadura les fue de maravilla en la democracia. Sus hijos, como Enrique Fernández Miranda (hijo de Torcuato Fernández Miranda), que preside la Fundación Price Waterhouse Coopers, tampoco penaron su pasado. Pero los desconocidos funcionarios de la policía represiva o los jueces que aplicaban las antidemocráticas leyes franquistas tampoco fueron castigados por la democracia.

El torturador franquista, Antonio González Pacheco, alias Billy el Niño. Ayer y hoy.
Es el caso del policía Antonio González Pacheco, más conocido como Billy El Niño, que alcanzó una enorme fama por las torturas que aplicó en la Brigada Político-Social que se ocupaba de la oposición al régimen y que nunca pagó por ello. De hecho, ha sido una denuncia en 2013 presentada por sus víctimas en Argentina la única vía por la cual ha tenido que ir a un juzgado a responder sobre sus torturas sin ninguna consecuencia previsible.

Como dijo el exfiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo en 2010 en un acto de apoyo al juez Baltasar Garzón, acusado de prevaricación por la causa de las víctimas del franquismo: “El auto de Varela dice que la labor de jueces y fiscales a favor de las víctimas de la dictadura es encomiable. ¿Cómo puede decir eso? Pero si estuvieron formando parte del Tribunal de Orden Público (TOP) hasta 1976. Fueron cómplices hasta el último día de las torturas de la Brigada Político-Social y nunca abrieron una causa ni siquiera por lesiones durante 40 años”.

Villarejo fue muy criticado, pero sabía de lo que hablaba. El TOP se estrenó en 1963 para condenar a 10 años de cárcel a Timoteo Buendía. Su crimen fue beber un poco de más en la barra de un bar y gritar al televisor: “¡Me cago en Franco!”. El juez le aplicó la pena por injurias al jefe del Estado. Así fueron aplicadas 3.797 sentencias hasta su disolución en 1977. ¿Fueron apartados de la carrera judicial estos jueces que aplicaban las normas franquistas? 10 de los 16 jueces que tuvieron plaza en el TOP ascendieron en democracia al Tribunal Supremo y la Audiencia Nacional.



Fuente:

http://desmemoria.eldiario.es/cargos-en-democracia/


viernes, 7 de abril de 2017

UNA EXPOSICIÓN EN EL ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE JAÉN RECUERDA A LAS VÍCTIMAS DEL BOMBARDEO QUE SUFRIÓ LA CIUDAD EL 01 DE ABRIL DE 1937


Foto de Jaén el 1 de abril de 1937 desde uno de los aviones que los nacionales utilizaron para bombardear la ciudad. Una sola pasada letal de seis bombarderos Junckers pilotados por españoles, y no alemanes, dejó más víctimas que el célebre ataque sobre la villa vasca.
 

UNA EXPOSICIÓN EN EL ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE JAÉN RECUERDA A LAS VÍCTIMAS DEL BOMBARDEO QUE SUFRIÓ LA CIUDAD EL 01 DE ABRIL DE 1937

UNA MATANZA DESCONOCIDA QUE CAUSÓ MÁS MUERTOS QUE EN GUERNICA UN MES ANTES.


El Archivo Histórico Provincial de Jaén acoge hasta el 4 de junio la exposición '1 de abril de 1937. Jaén bombardeada', una muestra que organiza la Consejería de Cultura y con la que se rinde homenaje a las víctimas del bombardeo ocurrido sobre la capital durante la Guerra Civil.

La muestra, además, ha contado con la colaboración de los investigadores Juan Cuevas, archivero municipal de Jaén; Luis Miguel Sánchez Tostado, criminólogo, y Santiago Jaén, profesor de la Universidad de Jaén, así como del director del Archivo Provincial, Juan del Arco.

En palabras de la delegada territorial de Cultura, Turismo y Deporte, Pilar Salazar, el primero de abril, a las 17:20 horas, se cumplían "80 años de aquel día en el que los vecinos de Jaén, una ciudad desarmada, sin instalaciones militares o acuartelamientos y sin fábricas de arma se vio sorprendida por seis aviones bombarderos de fabricación alemana procedentes de Sevilla, escoltados por nueve aviones de caza que se les unieron en Córdoba".

En el acto, al que también ha asistido el vicepresidente segundo de la Diputación, Manuel Fernández, ha señalado la falta de testimonios gráficos que den cuenta de este suceso -aunque recientemente han visto la luz algunos tras la investigación del historiador José Antonio Mesa-, y ha agradecido la colaboración de administraciones y entidades por permitir reconstruir un suceso que dejó gran parte de la ciudad reducida a escombros.



Casas destruidas por el bombardeo de Jaén de 1937
"Como muestran los historiadores, estos aviones, que conformaron un pasillo aéreo situado entre la Catedral de Jaén y la iglesia de San Ildefonso, y desde la calle Fuente de don Diego hasta el Paseo de la Estación, dejaron un reguero de bombas que, con una sola pasada, provocaron más muertes que en el bombardeo de Guernica, que ocurriría días después, el 26 de abril", ha comentado Salazar.

La muestra recuerda a estas víctimas con la obra ideada por la artista Carmen Montoro y la proyección de la grabación que en su día realizaron actores jiennenses en una 'performance' en el refugio de la Plaza de Santiago.

Igualmente, a lo largo de la exposición se constata mediante documentos históricos las nefastas consecuencias del bombardeo, que provocaron represalias los días sucesivos con sacas de prisioneros de derechas que posteriormente fueron fusilados. Unos episodios que volverían a provocar una brutal represión el 1 de abril de 1939, esta vez, por parte del bando ganador al finalizar la Guerra Civil.

La muestra cuenta con la colaboración de la Diputación Provincial, el Ayuntamiento de Jaén, el Archivo Histórico Provincial de Sevilla, el Archivo Municipal de Sevilla, el Archivo Histórico Provincial de Córdoba, el Museo del Aire, el Archivo Histórico de la Aviación, el Archivo Histórico Nacional y el Centro Documental de la Memoria Histórica, además de los investigadores ya citados. 


Sobre el bombardeo y el baile de cifras

El 1 de abril de 1937 la aviación republicana y la nacional se enzarzaron en dos de los peores bombardeos de toda la Guerra Civil. Fue un día después de otro duro ataque de la Legión Cóndor en Durango, Vizcaya, y apenas un mes antes del propagandístico y salvaje bombardeo de Guernica. Este sábado pasado (01 de abril) se cumplían 80 años de aquella matanza ocurrida en Andalucía y menos conocida. Un acontecimiento que quedó en el olvido en una secuencia de terror contra la población civil desde ambos bandos que se saldó con muchos más muertos que en la localidad vasca, objeto de debate aún en la historiografía, aunque el balance de las más recientes investigaciones sitúan los fallecidos en torno a 120. El baile de cifras de muertos y la polémica sobre el origen de la orden ha sido constante. 

Los bombarderos republicanos en cambio de Córdoba -ciudad controlada por el bando nacional  bajo el mando del general genocida Queipo de LLano, fueron más concisos, más silenciados y con una cifra de muertos que apenas ha variado a lo largo de los años y que contrasta con la guerra de números que protagonizó el símbolo de la barbarie de la Legión Cóndor. En Córdoba murieron alrededor de 40 personas y en Jáen, unas 157, a las que habría que añadir 128 más: siguiendo el inmediato fusilamiento de los presos “derechistas” en la ciudad: unas sacas que ayudaron a silenciar desde el bando republicano el macabro bombardeo, tal y como señala Luis Miguel Sánchez Tostado, experto en la Guerra Civil en Jaén y autor en 2006 de 'La Guerra Civil en Jaén (historia de un horror inolvidable)', referencia historiográfica sobre el conflicto en la provincia. 

Muchas obras citan además, errónemante, según el mismo autor, el bombardeo como una operación de la Legión Cóndor, cuando fue en cambio ejecutada por pilotos y personal del bando nacional, y no por parte de los pilotos alemanes, a pesar de que se emplearan seis bombardeos Junkers de fabricación germana. Tal y como señala otro de los expertos en la provincia de Jaén durante la Guerra Civil, Juan Cuevas, el bombardeo fatal sobre la ciudad andaluza se produjo a las 17:00 de la tarde. Una sola pasada letal por parte de seis bombarderos Junckers pilotados por españoles y no alemanes que dejó más muertos que el célebre ataque sobre Guernica acaecido un mes después y convertido en símbolo de la barbarie nazi y fascista por parte del bando republicano durante la guerra.

En el bombardeo de Jaén, a diferecia de Guernica, no existen dudas sobre la autoría de la orden, que fue firmada por Queipo de Llano el mismo día del ataque a Córdoba y registrada como la número 295, desde el aeródromo de Sevilla. El propio Queipo se encargaría de remarcar esta versión en una de sus radioemisiones un día después.


La secuencia de los hechos

Su cometido consistió en una operación de castigo y terror sobre la población civil, ya que no existía un frente en ese momento en Jaén, ni objetivos militares, tal y como escribe el historiador Juan Cuevas. La secuencia se produjo de la siguiente forma:

A las 12:30 de la mañana, los Tupolev y Katiuskas del ejército republicano rugieron en el cielo de Córdoba y soltaron varias bombas que impactaron en la ciudad causando daños especialmente en el Hospital General Militar. Apenas unas horas depués, Queipo de Llano ordenó a la aviación nacional que se dirigiera sobre Jaén, que carecía de objetivos militares, como pura represalia por el bombardeo anterior. Los bombardeos acaecidos en los estratégicos y brutales ataques sobre Durango y Guernica el 31 de marzo y el 26 de abril respectivamente, fueron un precedente de la barbarie en que se convertiría la lucha área contra la población civil durante la guerra.

No importó que el múmero de víctimas fuera mayor: 158, especialmente ancianos, mujeres y niños, ya que no se trataba de un objetivo militar, por otra parte, según señala Luis Miguel Sánchez Tostado, el episodio se silenció en la República fundamentalmente porque la reacción al bombardeo de Córdoba y de Jaén vino seguida por una serie de sacas a la lo largo de la semana siguiente de presos sospechosos de quintacolumnismo en los que fueron asesinados otras 128 personas. Ni siquiera existía la excusa del frente. Asesinados como reacción a la reacción, a sangre fría, siguiendo la espiral de odio y venganza que rigió los primeros meses de la Guerra Civil.

En total, durante el día 1 de abril y la semana siguiente murieron alrededor de 285 personas, casi el doble que en Guernica. Y a pesar de todo, cayó en el olvido, oscurecido por la campaña norte, que en cambio, se convirtió en la piedra angular de la propaganda republicana a partir del artículo de George Steer en The Times y las obras posteriores de Herbert Southworth rebatidas en los años noventa por el historiador Jesús Salas Larrázabal. 



Fuentes:




EL REINA SOFÍA OCULTA LA MEMORIA HISTÓRICA DEL 'GUERNICA' DE PICASSO


Lo más llamativo de todo es la falta de metodología historiográfica de la exposición, cuyas salas se rellenan con citas de todo tipo, que benefician la particular visión de los comisarios.

EL REINA SOFÍA OCULTA LA MEMORIA HISTÓRICA DEL 'GUERNICA' DE PICASSO.

EL MUSEO INAUGURA LA EXPOSICIÓN 'PIEDAD Y TERROR EN PICASSO. EL CAMINO A GUERNICA', EN LA QUE LAS REFERENCIAS A LA GUERRA CIVIL HAN SIDO ARRINCONADAS Y LIMITADAS A LO MÍNIMO. LOS COMISARIOS PREFIEREN UN RELATO FORMAL Y ESTÉTICO, OBVIANDO EL ORIGEN DE LA PINTURA. 


La obra más significativa del Pabellón Español de la República en la Exposición Internacional de 1937, celebrada en París, no fue fruto de la propaganda contra el franquismo, ni de la conmoción causada en Picasso por la masacre que ejecutó la Legión Cóndor, el 26 de abril de 1937, sobre la pequeña población vasca de Gernika. Ni siquiera es una pintura social, ni política. Pablo Picasso llegó a concebir Guernica por pura evolución plástica. La fiebre que lo llevó a ejecutar en un mes (mayo y junio de 1937) el lienzo de tres metros y medio por ocho metros, se debe a un cambio formal -y no a la indignación-, que el artista adopta a partir de Las tres bailarinas (1925). 

Esa es la nueva lectura que presenta el Museo Reina Sofía, con la exposición Piedad y terror en Picasso. El camino a Guernica, comisariada por el matrimonio Timothy Clark y Anne Wagner. El museo ha eliminado (temporalmente) el relato que mantenía expuesto, en el que se incidía en la impresión de la Guerra Civil sobre el artista, con especial recuerdo al Pabellón citado y su documentación. De las salas que envuelven a la obra capital del museo, han desaparecido también el resto de artistas que vivieron el conflicto: no hay ni rastro de Joan Miró (que tanto influía en aquellos días a Picasso), ni Zuloaga, ni Calder...

Incluso el crudo documental francés (La villa vasca de Gernika después de los bombardeos del 26 de abril de 1937), que se proyectaba frente a la sala de la obra capital, se ha trasladado a una sala arrinconada del inicio del recorrido. Sólo en esa sala olvidada y anacrónica en el sentido cronológico de la muestra se indica el origen político y social de la pintura. En la gran estancia frente al Guernica ha colocado la pareja de comisarios una curiosa lectura: “A veces, en la obra de Picasso, una brutalidad horripilante domina el espacio del cuadro”, puede leerse.

Es decir, la “brutalidad horripilante” ya aparecía en la obra de Picasso mucho antes de que el ejército nazi arrojara 31 toneladas de bombas incendiarias -que originaron incendios y deshicieron el entramado de las casas- y explosivas, durante cuatro horas, con propósitos de destrucción masiva. El terror es una tendencia en Picasso, sobre todo “la monstruosidad de uno mismo”. Una “brutalidad horripilante”.
 

UN CAMINO INEVITABLE

El nuevo relato que proponen los especialistas anglosajones -ninguno de los dos lee castellano- incide en una visión feminista de Picasso -aunque parezca increíble- y psicoanalítica: fueron los monstruos, las pesadillas, la violencia y la crueldad propia del ser humano, el camino inevitable de Guernica

¿Es posible mirar este cuadro sin tener en cuenta la Guerra Civil? A la pregunta de este periódico, Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía, contesta que “sí aparece la Guerra Civil”, que “está en las vitrinas”. Se refiere a las fotos de L'Humanité, donde se publicaron las dramáticas fotos de las víctimas del bombardeo. El propio Clark explica el porqué de esta mirada que olvida el motivo principal de la creación de la pintura: “Como yo soy inglés y Anne norteamericana, quizás no nos vimos tan cualificados para habla de la Guerra Civil. No teníamos nada nuevo que decir sobre la Guerra Civil”, respondió en rueda de prensa, ante un auditorio a rebosar. El propio Borja-Villel se sorprendió de una concurrencia masiva en el museo que dirige: “No recordaba esta convocatoria en años”.

Quizás no sea consciente de la atracción que tiene Guernica en el imaginario colectivo. Quizás sea ese el motivo por el que, ni siquiera en el gran cartel que da la bienvenida al museo y anuncia la exposición más importante del año, se reivindica la obra capital que da sentido a la institución. Aunque esto también parezca increíble, la imagen de referencia de todos los materiales de publicidad de la muestra no es Guernica, sino Las tres bailarinas, pintura cedida por la Tate Britain, a la que Timothy Clark encumbra por encima del propio protagonista. Explica que a partir de esta pintura, “el terror pasó a ser un tema constante”.

Clarck provecha las palabras de Picasso anciano, que aseguró 40 años después que estas tres mujeres que bailan a lo loco, que Las tres bailarinas era “un cuadro más real, un cuadro en sí mismo, realizado sin ninguna consideración exterior”. Esa “consideración exterior” a la que se refiere Picasso -la Guerra Civil- es la que los comisarios y el museo han hecho desaparecer. Tampoco se refleja la importancia de la Minotauromaquia , una obra sintética que es “el antecedente más directo de Guernica”, como puede leerse en la ficha del cuadro en la web.

PICASSO, FEMINISTA

Lo más llamativo de todo es la falta de metodología historiográfica de la exposición, cuyas salas se rellenan con citas de todo tipo, que benefician la particular visión de los comisarios. Lo más descacharrante lo propone Anne Wagner al encumbrar al mayor misógino de la historia del arte como un ejemplo de feminismo: “Pretendemos resaltar los ingredientes que llevaron a la creación. Interesan los dibujos de Picasso, para observar la serie de magníficos estudios de las mujeres y del uso del lápiz de color. En Guernica queda patente el sufrimiento de madres, niños y animales. No hay ni un solo hombre. Hay una enorme y sutil transformación sobre la visión de lo que es una mujer. Los cuerpos de las mujeres son armas”.

Obviando que en primer plano, hay un soldado muerto y tendido sobre el suelo, en el catálogo se afirma que “es la gran escena trágica de nuestro tiempo porque representa el horror ante la muerte industrial, la muerte en masa que no solo destruye la vida sino también la identidad del ser humano”. Blanqueo de la Guerra Civil culturizando el relato: préstamos sobresalientes (Mujer en el jardín, Mujer peinándose, Desnudo de pie junto al mar o Mandolina y guitarra, todas anteriores a 1929) de instituciones extranjeras, que se convierten en hitos “sin los que no habría sido posible concebir Guernica”.



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