EL AYUNTAMIENTO DE JEREZ CEDE ESPACIO PÚBLICO ROZANDO LA ILEGALIDAD PARA HOMENAJEAR A JOSÉ MARÍA PEMÁN, VINCULADO CON EL GENOCIDIO GOLPISTA DE 1936.
“JEREZ RECUERDA” SOLICITA UNA RECTIFICACIÓN PÚBLICA Y UNA CANCELACIÓN INMEDIATA DEL EVENTO POR CAUSAS JUSTIFICADAS.
Tras la noticia publicada y difundida en diferentes medios
sobre la cesión que hace el Ayuntamiento de Jerez de la Frontera del
espacio público conocido como “Sala
Compañía”
para la celebración de un acto homenaje a José María Pemán, que
tendrá lugar el próximo día 30 de septiembre, la Asociación
para la Recuperación de la Justicia y la Memoria Histórica “Jerez
Recuerda”
considera
que dicha cesión puede rozar la ilegalidad, tal y como se puede
comprobar revisando la LEY
52/2007, de 26 de diciembre,
“por
la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en
favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la
guerra civil y la dictadura”,
la cual posee en su redacción una serie de artículos previstos para
su cumplimiento entre los que se encuentra el artículo
15 enunciado
como “Símbolos
y monumentos públicos”,
donde en su primer apartado se especifica que “las
Administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias,
tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos,
insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de
exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la
Guerra Civil y de la represión de la Dictadura. Entre estas medidas
podrá incluirse la retirada de subvenciones o ayudas públicas”...
Apartado éste y artículo aquél por los que se decidió en su día
retirar el busto de este personaje histórico del vestíbulo del
espacio público conocido como “Teatro
Villamarta”
para dar –como afirmamos arriba- cumplimiento a esta Ley.
Todo
el mundo comprendió entonces -salvo los familiares, por razones
obvias, y aquellas entidades o personas defensoras de la dictadura
franquista- que no
se podía desvincular al
personaje homenajeado permanentemente mediante la exposición de un
busto con su legado
público,
cuando gran parte de ese legado, precisamente, está relacionado con
un sistema absolutamente violento, y cuyo ‘modus
operandi’
era la represión, la tortura y el asesinato hasta los límites que
permiten que esos hechos sean conocidos como genocidio
o
crímenes
de lesa humanidad.
¿Cómo
se puede entender entonces esta contradicción? Porque
el hecho de retirar una escultura de un espacio público mediante una
argumentación legal, al tiempo que se permite realizar poco después,
y en un espacio público diferente, un homenaje al mismo individuo
representado en aquélla es un contrasentido
que
ayuda a confundir y que contribuye a mantener unas posiciones
inmovilistas bastante conservadoras, y muy parecidas
a la de la legislatura de la exalcaldesa Pilar Sánchez con respecto
a uno de los temas pendientes del Ayuntamiento de Jerez -esto es, la
memoria histórica de las víctimas del genocidio ‘franquista’-,
ensombreciendo por tanto los escasos gestos realizados por este
Gobierno Municipal.
No
es de extrañar, por tanto, que el hasta ahora limitado compromiso de
la Alcaldía de Jerez en esta materia vaya en armoniosa sintonía con
una línea histórica municipal demasiado desinteresada y evasiva a
lo largo del período conocido como “democrático”
que se ha expresado mediante una gran
paradoja que
hunde sus raíces en el legado de la denominada “justicia
al revés”
que
los golpistas también inocularon en el sistema democrático español
actual a través de una transición
a
la democracia bastante pobre
y
cuestionada
actualmente,
mucho más fuera de los círculos institucionales españoles que
desde su interior. Y que ello debe de tener una explicación
sencilla, aunque parezca que haya que buscarla irónicamente en un
universo mágico paralelo, ajeno a la cruda realidad de una falta
de compromiso más
serio con la defensa de los derechos
humanos y
con la dignificación
de las víctimas de
la violencia genocida que se impuso en el municipio tras el golpe de
estado de julio de 1936.
Lo
cierto es que no es un secreto que Pemán alentó con orgullo y sin
vergüenza en muchos de sus escritos y alocuciones para el exterminio
de una parte de la población, y lo demostró activamente también al
ponerse, desde un primer momento, bajo las órdenes del comandante
golpista Marqués de Casa Arizón, y posteriormente, participando en
los incipientes órganos golpistas represivos. Y salvando los matices
étnico-geográficos, se puede afirmar que el hecho institucional de
permitir el acto que denunciamos sería
semejante, por ejemplo, a que el gobierno municipal de alguna
localidad alemana cediera unas instalaciones públicas para
homenajear a cualquier jerarca nazi influyente del III
Reich,
sólo porque dicho personaje tuviera algunas facetas
personales artísticas.
Y lo afirmamos con todo el respeto hacia los familiares del personaje
histórico que cuestionamos, porque en realidad también ellos son
víctimas de las circunstancias a las que tal vez hayan sido
arrastrados por terceros a causa de intereses partidistas.
¿Cómo
se explica entonces dicha paradoja? Sabemos
que la máxima responsabilidad
de
la cesión de la Sala Compañía para este funesto homenaje recae
directamente en la Delegación
de Cultura y,
por encima de ella, en la Alcaldía,
sin olvidarnos de que hay que partir de la base de la existencia de
una mínima coordinación
entre
los diferentes equipos técnicos y las delegaciones municipales
oportunas. La conclusión a la que
llegamos, pues, nos lleva a afirmar que, o bien existe un gran
agujero
en
la escala de mandos del Ayuntamiento que impide una coordinación y
fluidez en la información entre departamentos y delegaciones -y que
repercute negativamente en los derechos de la ciudadanía-, o bien,
nos hallamos ante la existencia de unos intereses
político-económicos
demasiado poderosos que impiden que la Alcaldía de Jerez actúe
conforme a la legislación vigente en materia de derechos humanos.
Tampoco
consideramos que los políticos del Gobierno Municipal sean menores
de edad o estúpidos como para pasar por alto la difusión de este
agravio a las víctimas del genocidio golpista, a la de sus
familiares y a la idea real -no etérea- de la defensa de los
derechos humanos con todas sus consecuencias. La inexistencia de una
línea coherente y de un compromiso continuo, sumados a la aplicación
regular de la táctica consistente en dar “una
de cal y otra de arena”
puede
definir lamentablemente, y como en otras ocasiones anteriores, la
praxis municipal jerezana a la hora de implementar acciones y temas
relacionados con nuestro trabajo que pueden llegar a interferir
peligrosamente en la búsqueda de la verdad y la justicia, pudiéndose
actuar por ello como sepultureros activos de la historia.
El
paso dado por el Gobierno Municipal, al ceder unas instalaciones
públicas para
un acto que se podría haber organizado perfectamente en un espacio
privado -evitándose también, y de esta manera, la sensación de que
lo único que interesa a la organización del evento es buscar un
golpe
de efecto político tras
el anuncio de la acertada retirada del busto de Pemán del Teatro
Villamarta- es un gran retroceso
que
nos situaría una vez más en el punto cero de la defensa de los
derechos humanos en el municipio jerezano, que sólo podría ser
enmendado
en
parte con una asunción de responsabilidades
-con
su correspondiente reflexión
y
reconocimiento
sincero
del error-, y con una cancelación
inmediata del evento por
motivos más que justificados.
En
conclusión, se puede decir que no
es suficiente la
afirmación oficial irrisoria de que el homenaje no
es un acto político;
no es tampoco
admisible que
la aberrante complicidad y activismo de José María Pemán en los
sucesos que siguieron al golpe genocida de julio de 1936 se intente
ocultar con unos argumentos
culturalistas hartamente
denunciados por nuestra Asociación
para la Recuperación de la Justicia y la Memoria Histórica “Jerez
Recuerda”
porque con ello, en realidad, también se pretende maquillar no sólo
la cara más siniestra del homenajeado, sino la de los miles de
cadáveres que todavía hoy en día esperan ser exhumados de las
fosas comunes, víctimas de la locura y la sinrazón.
Jerez
de la Frontera, a 27 de septiembre de 2015
Asociación
para la Recuperación de la Justicia y la Memoria Histórica “Jerez
Recuerda”
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