Izquierda: Jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra, General Francisco Javier Varela Salas. Derecha: Comandante General de Melilla, Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu. |
EL GOBIERNO DESTINA DINERO PÚBLICO EN UNA OPERACIÓN SECRETA PARA TRASLADAR LOS RESTOS DEL GOLPISTA GENERAL SANJURJO A MELILLA Y ENTERRARLO CON HONORES EN PRESENCIA DE ALTOS CARGOS MILITARES Y POLÍTICOS
LA NOTICIA SUPONE UN AGRAVIO COMPARATIVO POR LOS CERO EUROS DE LOS PRESUPUESTOS GENERALES DEL ESTADO DESTINADOS A LA LEY DE MEMORIA HISTÓRICA QUE IMPIDEN EXHUMAR MÁS DE 2.050 FOSAS COMUNES DE VICTIMAS DEL GENOCIDIO GOLPISTA.
Una de las primeras medidas de Mariano Rajoy al llegar a la Moncloa fue eliminar la Oficina de Víctimas de la Guerra Civil y la dictadura. En 2012 redujo la dotación presupuestaria para Memoria Histórica de los 6,2 millones del anterior gobierno a 2,5 millones. En 2013, el Gobierno del PP directamente eliminó la partida presupuestaria y cumplió una legislatura completa sin dar un euro a las víctimas del franquismo, que se costean las exhumaciones con la ayuda de voluntarios. Su nuevo ciclo político incide en la decisión y la partida -que se llamó Comisión Interministerial y estaba dentro del Ministerio de Presidencia- sigue desaparecida de los Presupuestos Generales del Estado 2017.
El General Sanjurjo junto al todavía Comandante Franco, en la posición de Ras-Medún (Melilla) en noviembre de 1921 |
Ahora nos viene la noticia de que este viernes pasado el Ejército español acaba de admitir que altos cargos acudieron al entierro del general golpista Sanjurjo en Melilla, tras la exhumación de sus restos en noviembre pasado en aplicación de la Ley de Memoria Histórica de Navarra, y que las autoridades llegaron a conseguir evitar que se difundiera esta noticia durante semanas.
Dicha inhumación fue realizada el pasado 23 de marzo en el Pabellón de Héroes Regulares del Cementerio de Melilla, en secreto y con representación de altos mandos militares y políticos.
Según fuentes presenciales, la ceremonia se llevó a cabo respetando su
rango (teniente general) y fue presidida por las autoridades militares y
civiles de la ciudad autónoma, incluido el presidente y senador por dicha circunscripción, Juan José Imbroda, así como el Comandante General de Melilla, Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu.
El Ejército español ha admitido, no obstante, y a través del Departamento de Comunicación del Gabinte del Jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra (Gabinete JEME), que aquel día se celebró
"una sencilla ceremonia, íntima y privada", pero niega que se realizara
con "Honores Militares": "No formó ninguna unidad ni piquete ni guion ni
cornetín. Asistió el actual Comandante General de Melilla acompañado de
una pequeña comisión", aseguran los militares.
La Cripta de Los Caídos en Pamplona, con las tumbas de Mola y Sanjurjo antes de la exhumación
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Sanjurjo, general dos veces golpista, había sido
exhumado del Mausoleo franquista de Los Caídos de Pamplona el 16 de
noviembre en virtud a la Ley de Memoria Histórica, junto a otro de los
“cerebros” del golpe de estado de julio de 1936, el general Emilio Mola. La
iniciativa, recurrida por la familia de Sanjurjo, partió del pleno del
Ayuntamiento de Pamplona, contando con respaldo judicial y el
beneplácito del arzobispo de la ciudad.
Después de meses de negociaciones con la familia, la noticia de su
inhumación en Melilla apareció por primera vez en “Siempre P’alante”, un
boletín carlista, y ahora ha sido confirmada
por el investigador y bloguero local Enrique Delgado. “Fui al
cementerio y corroboré los datos con varios trabajadores. Diversas
personas me dijeron después que no se ha hecho oficial porque era una ceremonia secreta. Un
traslado así requiere unos recursos, y un despliegue, además de los
permisos administrativos del Ministerio de Defensa”, asegura Delgado.
Fuentes del Ejército de Tierra aseguraron que fue la familia quién solicitó que fuese enterrado
en un panteón militar. "Atendiendo a que fue Comandante General de
Melilla, estuvo al mando de las fuerzas Regulares y estaba en posesión
de dos cruces Laureadas de San Fernando (1914 y 1926) se autorizó que el
entierro se celebrase en el cementerio municipal de Melilla, en el
panteón de Regulares número 2, que se sigue utilizando para la
inhumación de los fallecidos de Regulares que lo requieran". Las mismas
fuentes describieron el acto como "sencillo, íntimo y privado" y
concretaron posteriormente que el traslado se realizó en helicóptero, en uno de los traslados regulares a la ciudad autónoma.
A Sanjurjo se le consideró durante décadas “el salvador de Melilla” por
haber desembarcado en la ciudad tras los sucesos de Annual, al frente
de un ejército en el que Francisco Franco era un oficial más. El
investigador Delgado recuerda que el general tiene un barrio a su nombre
en la ciudad y que su hazaña bélica en Melilla es anterior al golpe de estado de julio de 1936, por lo que resulta ideal para “blanquear” su memoria.
“Lo que más me extraña de este tema es cómo aparece en Melilla. A
Mola, por ejemplo, se lo llevaron los familiares. Al resto de enterrados
en Pamplona, también. Pero con Sanjurjo se ha llegado a un acuerdo para
que se quede en un pabellón militar en Melilla, y se ha hecho todo en secreto para que no se genere debate”, dice.
La inhumación del general se llevó a cabo con secretismo
y se cursaron invitaciones limitadas a algunas personalidades de
Melilla. Su nombre no aparece en el registro oficial y no hay acceso sin
autorización al interior del Pabellón, que sólo se puede ver desde la
verja.
Monárquico, golpista y sifilítico
El 20 de julio de 1936 el "héroe" de la aviación española Juan Antonio Ansaldo
aterriza en Estoril. El país está en llamas desde que dos días antes,
el 18 de julio, una parte del ejército ha protagonizado un golpe de
Estado contra el gobierno de la II República y Ansaldo tiene una misión
esencial en la estrategia de los golpistas. Tiene que transportar en su
avioneta Puss Mouth al general José Sanjurjo a Burgos, donde, según los
planes del llamado Director del complot, el general Emilio Mola, debe ponerse al frente de la sublevación.
Última imagen con vida de Sanjurjo momentos antes de subir en la avioneta que se estrellaría en Estoril el 20 de julio de 1936. |
Pero la avioneta se estrella nada más despegar envuelta en llamas contra
una valla de piedra en la rua de Santa Cruz de la pedanía de Areia
Cascais. Ansaldo sufre heridas leves y atribuirá después el accidente al
exceso de equipaje del coronel, especialmente a su pesada colección de medallas. Sanjurjo muere dejando la vía expedita al ascenso de otro general, más tarde generalísimo: Francisco Franco.
No era la primera vez que Sanjurjo, el más celebre militar español africanista,
se ejercitaba en la práctica del golpe de Estado. Suya fue la primera
tentativa de insurrección el 10 de agosto de 1932 contra una república recién nacida, la ‘Sanjurjada’, una maniobra confusa y torpe que
pretendía liquidar la "dictadura anticlerical de Azaña"
y que fracasó estrepitosamente. Tras el pronunciamiento, el general fue
expulsado del ejército y condenado a muerte, aunque la pena se conmutó
después por una cadena perpetua que empezó a cumplir en el penal del
Dueso, Santoña, hasta que el posterior gobierno de Lerroux le indultó en 1934.
Sanjurjo se convirtió así en el "héroe" moral y principal referencia para todos aquellos que soñaban con tumbar la república,
un héroe por cierto, y según descubría una biografía reciente de su
sobrino nieto Enrique Sacanell Ruiz de Apodaca, que vivió una vida tan
recta en lo militar como disoluta en lo afectivo, protagonizada por sus
constantes líos de faldas que le llevarían a enfermar de sífilis.
En 1936, con la oposición de Goded y la reticencia de Franco, el
general Sanjurjo fue nombrado jefe de la Junta y estaba previsto que se
erigiera en el jefe de gobierno de los golpistas en caso de triunfo. Un
plan cortocircuitado el 20 de julio de 1936 cuando se estrelló la avioneta del piloto Ansaldo.
Fuentes:
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