lunes, 19 de abril de 2010

LA ASOCIACIÓN "JEREZ RECUERDA" DEDICÓ EL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA A MARÍA LUISA COBOS PEÑA






La Asociación se muestra muy crítica con la Ley de Amnistía de 1977 y denuncia que la querella contra el juez Garzón es comparable con el espíritu que animó a los golpistas de 1936 a crear la paradoja aberrante de la “justicia al revés”.


Para algunos autores, la verdadera Revolución rusa se inició a partir del ocho de marzo de 1917, según el calendario occidental, cuando las mujeres de San Petersburgo se movilizaron en demanda de “Pan y Paz” como consecuencia de la escasez de alimentos que existía y de la guerra que el sistema zarista mantenía a costa de la muerte de cerca de dos millones de ciudadanos reclutados para el sacrificio inútil que supuso la sangría de la Gran Guerra. Aquel acto se convertiría en una insurrección popular que destruiría los cimientos de un sistema y de una dinastía que desaparecieron ante la ola revolucionaria popular que siguió a aquella fecha, antes incluso que los acontecimientos de octubre de aquel mismo año que Eisenstein se encargaría de inmortalizar a través de la gran pantalla.
Hechos como estos nos demuestran que el 8 de marzo es una efeméride cargada de matices históricos que se alejan de cualquier intento de simplificar algo complejo como es el propio origen de la fecha que hoy en día se recuerda de forma más institucional que real debido, tal vez, al desconocimiento general o al desinterés real por escarbar en nuestro pasado, o lo que es lo mismo, por investigar un poco los sucesos acaecidos en la historia nuestra, como parte inmanente a la humanidad a la que estamos atados. Claro que todavía, para los malintencionados, para los que prefieren ver las grandes hazañas de esos “héroes” de sangre azul antes que las consecuencias miserables que han provocado sin más razón que la de aferrarse a sus plateados cetros y a sus doradas coronas; para ellos, decimos, eso sería como abrir viejas heridas y un modo de buscar un revanchismo absurdo contra no sabemos todavía quién, a no ser que lo que realmente se quiera decir es que los asesinos y los criminales deben de quedar impunes porque ideológicamente no interesa descubrir la verdad, o porque parte del status social y las riquezas de ciertas familias se deben al expolio y al asesinato. Nada nuevo en la historia nuestra, pero que se prefiere seguir cubriendo con cubos o palas de tierra, igual que se han cubierto las fosas y se ha hecho desaparecer parte de nuestro legado histórico, con el “humanitario” fin de tranquilizar ciertas conciencias...
Puestos a recordar efemérides, en estos días se han cumplido 79 años de una revolución popular festiva que, al parecer, se inició en Eibar una mañana y se extendió como la pólvora por el resto del estado español como consecuencia del triunfo en las elecciones municipales de 12 de abril de 1931 de las candidaturas radical-socialistas en 41 de las 50 capitales de provincia. Nos referimos al 14 de abril, dos días después del plebiscito, cuando las masas salieron a las calles pacíficamente para celebrar el resultado de aquellas elecciones, transmitiendo de este modo la idea de que el pueblo no aceptaba a la Monarquía como sistema válido en España, y coreando por ello toda clase de himnos, entre los que se entremezclaban la Marsellesa y el himno de Riego. Tal fue la importancia de ese día que tanto Onésimo Redondo como José Antonio Primo de Rivera, dos de los principales fundadores del fascismo español y personajes, por tanto, nada sospechosos de pertenecer a organizaciones de izquierda, lo denominaron en un discurso pronunciado años más tarde como la “revolución del 14 de abril”, llegando a admitir que su movimiento –Falange Española y de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista- “empalma con la revolución del 14 de abril”, mientras describían al ambiente de aquella jornada como la “alegría del 14 de abril”, pero desde un punto de vista exclusivo de las ideas fascistas que defendían mediante el predicamento de su tendenciosa dialéctica antipopular que más tarde se demostró que era muy útil para sumir en un baño de sangre a la Península Ibérica.
Tan antipopular como contradictorio fue el discurso del fascismo español en aquella época, demostrándolo durante el ejercicio de la práctica en el momento en que falangistas y monárquicos, por ejemplo, se unieron con los militares en la conspiración contra el régimen republicano para preparar un golpe de estado cuyo programa tenía incluido la eliminación física del adversario político e ideológico mediante un plan meticulosamente estudiado por los golpistas que desencadenó en un genocidio que todavía, hoy en día, los sectores más reaccionarios de la sociedad española se niegan a admitir públicamente, de la misma manera que lo hacen las tendencias revisionistas alemanas con respecto al genocidio judío y al empleo de las cámaras de gas en la denominada “solución final” de Hitler. En este sentido, tal vez lo más peligroso no sea que una coalición de sectas fascistas y monárquicas defiendan sus intereses, sino que esto se haga por encima de los derechos de la mayoría y demostrando un desprecio por la vida ajena y por los derechos humanos que en nada se diferenciaron de las acciones promovidas posteriormente por los sectores más fanatizados del nacionalismo serbobosnio durante el conflicto de los Balcanes. De esta manera, y a pesar de que los datos están disponibles, y al alcance de cualquiera que tenga realmente interés en conocer de primera mano el sórdido mundo del golpismo y de la dictadura, así como de toda la red de índole socioeconómica creada al amparo de la corrupción y de la ilegalidad que representaron las instituciones franquistas; a pesar de ello, repetimos, es difícil de comprender cómo hoy en día pueden admitirse las mismas premisas defensoras y justificadoras del golpe de estado en diferentes foros sociales sin desvincular a los participantes de estos foros como parte directamente interesada en las mismas aspiraciones ideológicas que hicieron de la praxis genocida española una realidad palpable.
Si es inexplicable aquella contradicción, más extraña se nos antoja aún la aberración jurídica que ha supuesto la decisión del Tribunal Supremo de procesar al juez Baltasar Garzón tomando como fundamento, entre otras cuestiones, la Ley 46/1977, de 15 de octubre, de Amnistía –la cual, recordamos, fue aprobada por unas Cortes preconstitucionales y sancionada por Juan Carlos de Borbón- y admitiendo a trámite la querella realizada por grupos fascistas españoles, de extrema derecha o xenófobos como Falange Española y de las JONS, Sindicato Manos Limpias y la Asociación Libertad e Identidad. Sólo entendiendo lo que muchos investigadores e historiadores actuales denominan la “justicia al revés” para explicar la paradoja que se produjo tras el golpe de estado de 1936, según la cual el recién creado aparato represor jurídico golpista acusaba de “rebeldía” a toda aquella persona sospechosa de ser “roja” y, en general, a la ciudadanía que se había defendido de aquel acto sedicioso y violento al que se quiso dar viso de legalidad con la invención de unas instituciones paralelas a las legales republicanas; sólo comprendiendo aquél término, insistimos, se podría estar dando una paradoja similar al observar actualmente cómo unas instituciones judiciales presuntamente democráticas admiten tramitar, sobre la base de una Ley obsoleta y permisiva con los crímenes de lesa humanidad, las argumentaciones de unos grupos políticos proscritos o de unas sectas de ideología ilegal en otros estados europeos más avanzados y más respetuosos con los derechos humanos que en el estado español.
De este modo, aquel mismo concepto de “justicia al revés” lo hemos podido demostrar recientemente en un acto organizado por esta Asociación en el que se ponía de relieve la figura de una mujer jerezana a la que se le llegó a juzgar en Consejo de Guerra por unos hechos “constitutivos de un delito de auxilio a la rebelión”, tal como recoge el sumario de la causa instruida contra la anarquista María Luisa Cobos Peña que dio a conocer el doctor en Historia Contemporánea José Luis Gutiérrez Molina. El acto referido no es más que el primero de un ciclo de actividades que “Jerez Recuerda” tiene proyectado realizar anualmente coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer Trabajadora y que comenzó con una conferencia de prensa conjunta el pasado 9 de marzo en la que participaron, por un lado, y en calidad de colaboradores, Francisco Benavent y Margarida Ledo Coelho, de la Delegación de Juventud y de la de Igualdad y Salud respectivamente; y por otro lado, María José Ruiz Piñero, como Presidenta de la Asociación para la Recuperación de la Justicia y la Memoria Histórica “Jerez Recuerda”, entidad organizadora del mencionado programa de actividades celebrado el pasado 12 de marzo en la Sala de Exposiciones de la Delegación de Juventud del Ayuntamiento de Jerez que acogió la Mesa Redonda titulada “La Mujeres Libres en Jerez. María Luisa Cobo Peña. Memoria Jerezana del Sindicato Emancipación Femenina en la II República”.
Como introducción, Francisco Benavent Rodríguez, que habló desde su doble condición de Delegado de Juventud y de la de Ponente de la Comisión de Seguimiento y Valoración de la Simbología y Nomenclátor relativo a la Guerra Civil y a la Dictadura de Franco, señaló la importancia de recordar a aquellas personas que fueron perseguidas, torturadas y “fusiladas”, y recordó que muchas de las víctimas seguían estando ocultas en sitios muy alejados y en otros muy cercanos. Por otro lado, también comunicó que, con la colaboración que hacía desde la Delegación que él representa, se quería honrar desde el Ayuntamiento a una persona que fue represaliada y perseguida como fue el caso de María Luisa Cobos Peña, militante del histórico sindicato anarquista C.N.T.
Margarida Ledo Coelho, por su parte, subrayó que le parecía importante recuperar la memoria de tantas mujeres que nos han precedido y que “han luchado, han trabajado, se han sacrificado, han sufrido represión; algunas han perdido sus vidas en esa lucha por sus ideales y creo que no podría ser mejor la fecha que enmarcarla en este 8 de marzo...”. Asimismo, la Delegada de Igualdad y Salud dijo que el 8 de marzo era una fecha de celebración por los muchos logros que habían conseguido las mujeres a los largo de las últimas décadas, pero también insistió que esta fecha “tiene que ser unas jornadas de recuperación de la memoria de muchas mujeres que nos han precedido, han trabajado y han luchado para que ahora estemos donde estamos; y tiene que ser también unas jornadas de reflexión para poner objetivos para seguir trabajando...”.
En cuanto a la Presidenta de la Asociación “Jerez Recuerda”, María José Ruiz Piñero, explicó brevemente la organización del acto que se desarrollaría tres días después mediante la lectura de un comunicado que reproducimos textualmente por su interés:
"Este año, para conmemorar el Día Intenacional de la Mujer Trabajadora, la Asociación para la Recuperación de la Justicia y de la Memoria Histórica 'Jerez Recuerda', ha iniciado un ciclo de conferencias que se realizarán anualmente por estas mismas fechas, y que tendrán como objetivo principal dar a conocer historias y biografías de mujeres de Jerez y de la provincia que fueron víctimas del golpe de estado del año 1936 y de la dictadura franquista.
Nuestra Asociación considera, que la historia tiene una deuda pendiente con las mujeres en general, y concretamente con aquellas que fueron represaliadas en este periodo histórico, porque fueron doblemente víctimas –al no ser tampoco ni nombradas ni reconocidas- de aquella dramática situación de crueldad y sometimiento que supuso la represión político-militar en la población y en los pueblos de los alrededores.
Hasta hace muy pocos años, apenas se hacía referencia a la presencia femenina como una parte más del conjunto de aquellos acontecimientos, tanto a nivel local como estatal. Tanto es así, que el rescate de las biografías de muchas de estas mujeres represaliadas han supuesto mucho esfuerzo y años de trabajo para los investigadores. Entre otras razones, por la
invisibilidad histórica y social impuesta por los historiadores y los artífices del régimen franquista contra las mujeres en general y, particularmente, contra aquellas que defendieron activamente unas ideas emancipadoras que nunca interesaron en absoluto a aquellos sectores de la sociedad que han considerado históricamente a la mujer como una simple herramienta del hogar.
De este modo, dicha
invisibilidad historiográfica queda patente en una documentación y bibliografía muy escasa y de difícil localización. Un ejemplo de esta situación son los escollos que ha encontrado nuestra Asociación con respecto al tema de las víctimas femeninas asesinadas que aparecen en nuestro trabajo 'Las cifras de la represión en Jerez de la Frontera tras el golpe militar de 1936: una aproximación'. Entre este grupo de víctimas asesinadas, hemos localizado a seis mujeres en su totalidad, pero sólo hemos encontrado una inscripción en los libros de Defunción del Registro Civil. El resto de los casos de las mujeres asesinadas –de las cuales teníamos conocimientos desde el principio de las investigaciones- han sido contrastados gracias a los testimonios y documentos aportados por sus familiares y amigos.
El golpe militar de julio de 1936, entre otras muchas cosas, sepultó las ansias de emancipación de un amplio sector femenino del estado español, relegando la figura de la mujer al ámbito de lo meramente familiar y convirtiéndola en uno de los símbolos más flagrantes del sometimiento social y moral imperante en la dictadura franquista, y también en un instrumento muy eficaz para los objetivos políticos del nacional-catolicismo debido al rol de socializadora asignado tradicionalmente a la mujer en el seno de la familia.
Uno de los objetivos de nuestra
Asociación es hacer justicia histórica con las personas represaliadas y con sus familiares; y una de las formas de hacer justicia histórica es rehabilitar sus nombres y sus reputaciones, dando a conocer entre la población sus historias y la labor social o política que estas personas realizaron.
Para inaugurar este ciclo de conferencias hemos elegido la figura de
María Luisa Cobos Peña, una insigne jerezana que sufrió persecución, consejo de guerra, cárcel y destierro por sus ideas anarquistas, y por su incansable y valiente lucha por los derechos de las mujeres trabajadoras.
Para hablar sobre su figura, sobre su obra y sus vivencias personales hemos reunido en una mesa redonda a historiadores, investigadores y un familiar, a la vez que daremos a conocer la bibliografía existente, tanto nacional como internacional, que reconoce el valor de sus esfuerzos como mujer y como activista dentro del movimiento libertario. Una lucha que durante un período de tiempo estuvo muy unida a la trayectoria de la
Confederación Nacional del Trabajo (C. N. T.) y a la revista Mujeres Libres, así como a la asociación específica del mismo nombre (ambas de orientación anarquista).
Para finalizar, sólo nos resta decir que invitamos a todas las personas y especialmente a las mujeres a esta conferencia
mesa-redonda para que conozcan, la historia de una gran mujer jerezana que lo dio todo (su esfuerzo, su tranquilidad, su libertad) por sus ideales altruistas, que consistían en mejorar la situación de las mujeres y de la clase trabajadora en general'.

La inauguración de la jornada del día 12 de marzo se llevó, pues, a cabo por parte de José Manuel Rodríguez, Secretario de la Asociación “Jerez Recuerda”, quien sería el moderador de la Mesa Redonda y quien presentaría previamente a los delegados municipales colaboradores para dar la bienvenida y explicar el sentido de la colaboración en este evento, destacándose unas palabras de la Delegada de Igualdad y Salud, Margarida Ledo Coelho, que afirmaron que “los años de la Segunda República fue una época en la que las mujeres empezaron a respirar, pero la dictadura enseguida las hizo retroceder...”
La primera en intervenir fue María José Ruiz Piñero, en calidad de investigadora más que de Presidenta de “Jerez Recuerda”, quien rápidamente introdujo al auditorio en el contexto histórico que hizo que se creara y desarrollara el Sindicato Emancipación Femenina fundado por María Luisa Cobos Peña como respuesta a la falta de representatividad femenina que existía en las secciones sindicales ordinarias de la C.N.T., a pesar de que la base de los planteamientos puramente anarquistas por los que se regía la Confederación eran de igualdad entre el hombre y la mujer. Ilustró la investigadora al público realizando un repaso de las vicisitudes socioeconómicas que rodearon la aparición de Emancipación Femenina y evaluó los logros conseguidos de este Sindicato, tanto en los aspectos sociales como en los laborales donde se desenvolvían las mujeres trabajadoras de Jerez . Del mismo modo, empleó la última parte de su intervención en disertar sobre las consecuencias del golpe de estado de 1936 en el Sindicato Emancipación Femenina, en la vida de sus representantes más activas y en la de la propia María Luisa Cobos quien tuvo que huir de la ciudad para no ser asesinada como otras compañeras.
Fue el historiador José Luis Gutiérrez Molina quien continuó profundizando en el carácter de la represión golpista ejercida particularmente sobre la figura de María Luisa a partir del Sumario del Consejo de Guerra que se celebró contra ella, y sintetizó en tres las derrotas que había sufrido este personaje histórico jerezano. La primera derrota la definió como la que sufrió como vencida en una guerra donde los perdedores sufrieron las dramáticas consecuencias de la denominada “limpieza social” que ejercieron los golpistas y que aplicaron, si no a ella directamente porque logró huir al principio de la represión caliente, sí lo hicieron en la persona de su hermano Antonio como venganza; la segunda derrota, según el ponente, la sufrió la protagonista específicamente por ser mujer, negándosele la posibilidad de utilizar su nombre y denominándola a ella como “individua de mala conducta” y a su compañero Juan Pedro –preso político anarquista con quien mantenía una relación estable desde mucho antes del golpe de estado- como su “amante”; por último, la tercera derrota sufrida por esta mujer fue la ideológica, pues a pesar de toda la documentación y todas las pruebas existentes sobre su militancia y afiliación anarcosindicalista, la estructura franquista creada intentó vincularla con el Partido Comunista reiteradamente, especialmente por la existencia de declaraciones como la del terrateniente bodeguero Fermín Aranda Fernández Caballero que en vez de avalar la conducta de María Luisa Cobos durante la instrucción del Sumario que llevaba el “franquista” teniente coronel juez instructor Pedro García Pelayo, prefirió definirla como “Presidenta de la Sección Femenina del Partido Comunista”.
El historiador Jesús María Montero Barrado expuso el tema desde la perspectiva de la relación directa que existía entre María Luisa Cobos Peña y la revista Mujeres Libres, y también entre esta anarquista y la organización específica que se creó posteriormente con el mismo nombre de la revista que surge en torno a Lucía Sánchez Saornil, mujer periodista de la C.N.T. y poetisa vanguardista. Según Montero Barrado, Sánchez Saornil planteó en su momento que la lucha de la mujer tenía que ser autónoma y buscó el apoyo de otras mujeres relevantes del movimiento libertario como Mercedes Comaposada o Amparo Poch y Gascón para poner en práctica unas ideas que empezaron a prefigurarse en una Sánchez Saornil influida opuestamente por la teoría de la “diferenciación de los sexos” que introdujo el doctor Gregorio Marañón en España desde Francia, según la cual la mujer tenía que dedicarse a las tareas propias del hogar. De este modo, Sánchez Saornil sostuvo que la mujer era diferente, no porque fuera así realmente sino porque la visión que tiene el varón de los valores de la mujer son construcciones históricas y culturales falsas. Ideas que pudieron difundirse, primero con la creación de la revista de la que era corresponsal María Luisa Cobos Peña; luego con la organización específica del mismo nombre en que también María Luisa Cobos fue una importante activista hasta que el golpe de estado y la guerra desbarataron este proyecto que sucumbió en “ese largo invierno”. Finalizó la intervención de Montero Barrado rescatando unas palabras que María Luisa Cobos había escrito en una de sus numerosas y extensas cartas; dichas palabras, dirigidas a Sánchez Saornil, las escribió el 28 de abril de 1936: “Muy en breve la mujer ocupará el lugar que por derecho le pertenece, por esto creo más en la eficacia de la revista...”
Fue la participación de Francisco Reinoso, sobrino de María Luisa Cobos, la que complementó con su aportación personal el resto de las intervenciones de la jornada, ya que explicó de primera mano, y a través de su experiencia personal con su tía, la situación de represión que se vivía en el estado español y la que vivieron particularmente toda su familia durante los años de la dictadura. Explicó el origen del nombre de su tía y las confusiones que esto creó a las instituciones franquistas; habló de la valentía y de la solidaridad de María Luisa, así como de su alto nivel de conciencia social; recordó el interés de sus tíos por inculcar al resto de la familia unos valores basados en el respeto mutuo, la educación y el amor a la cultura; describió también los momentos más tristes, cuando la represión golpista se cebó con parte de su familia, e hizo un homenaje personal a todas las mujeres de la misma que habían sufrido de diferentes maneras los rigores de la represión. Mencionó por tanto a su abuela, a su madre, a sus tías, y a otras muchas mujeres que sufrieron hasta en la época de la transición y a las que les costó un trabajo enorme poder sacar sus casas adelante...

1 comentario:

Santiago Saborido Piñero dijo...

Maria Luisa Cobos Peña- -Sindicalista-
(Expediente personal de la Reclusa conocida como también como Ignacia)

[Fondo Prisión del Partido de Jerez de la Frontera. Años 1933 - 1950.]

https://www.facebook.com/ahp.cadiz